La tapia del manicomio

Quiero ser Amancio

A un 32% de los jóvenes de 16 a 19 años les gustaría ser funcionarios y ganarse la vida de forma cómoda

Después de quince días de holganza volvemos al remo de la galera, o sea al teclado, y nos encontramos con que todo sigue igual: Rajoy, los dúos Puchi-Junqueras y Pedro-Pablo, Trump-Tuiter contra el mundo, Putin cortejando al chino… Cómo será de monótono el panorama informativo, que el sábado todos los periódicos nacionales dedicaban una parte considerable de sus escasas páginas a comentar la encuesta de Educa20.20 a 12.000 jóvenes de ambos sexos, de 16 a 19 años, sobre sus expectativas de futuro. Como las opiniones de los citados medios están al alcance de todos sin necesidad de comprar el periódico como antiguamente, vamos a echar nuestro cuarto a espadas.

Nos ha llamado la atención la gran coincidencia que hay entre chicos y chicas en sus aspiraciones para ganarse la vida: a un 32 % le gustaría hacerlo de forma cómoda: ser funcionarios. Otro buen porcentaje desea hacerse asquerosamente ricos, como demuestra que entre sus referentes más citados por ambos sexos estén los multimillonarios Amancio Ortega, Steve Jobs y Bill Gates. Otro detalle relevante para unos sociólogos aficionados es que buena parte de las chicas querría ser como su padre o su madre, pero los chicos no mientan a su madre, ¡cochinos machistas! Hay cinco o seis deportistas entre los modelos de los varones y sólo uno entre las chicas: Rafael Nadal, que es común en ambas listas (si fuéramos machistas, pensaríamos que las chicas lo eligen por lo guapo). Un pequeño porcentaje de muchachos nombran a Franco, a Trump y a Rajoy, mientras que las féminas solo citan a Soraya. También nos choca -favorablemente- que aparezcan varios científicos: Hawking y Einstein en ambas listas y Maríe Curie sólo en la de las chicas (sigue el machismo asomando la patita).

¿Han cambiado mucho las actitudes de esta generación con respecto a las anteriores, incluida la muy remota nuestra? A primera vista parece que no, cambiando nombres actuales por los de antaño, como Mario Conde por Ortega o Di Stéfano por Messi. Aquí ya sólo nos queda quitarnos de en medio y que los auténticos sociólogos se pronuncien, a ver si nos aclaran algo más que los análisis apresurados de los periódicos. Y del nuestro, más superficial aún.

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