Los radares de tráfico no van de cacería, aunque para muchos, con los puntos al límite, así pudiera ocurrir. Quizás, por eso, no hay mejor sabotaje que tapar el objetivo de la cámara con el anuncio de un coto de caza: se da este carácter a los disparos del radar pero se dificulta, a la vez, que se cobre matrículas. Al cabo, una forma de boicot a los controles de velocidad, por un mecanismo nada sofisticado pero no poco ingenioso y simbólicamente expresivo. Hasta podría tenerse como chapuza si no fuera porque la instalación parece dispuesta con un propósito, además, de denuncia. Dado sería considerar, por otra parte, la antigua locución latina, de interpretaciones un tanto desviadas, sobre quién ha de vigilar a los vigilantes, de modo que estos últimos pudieran ser amonestados si, con el exceso de celo, desnaturalizan el objeto de su ejercicio o el sentido de las acciones y medidas. Tal vez incite a ello el ranking de los radares de tráfico con más multas en su funcionamiento y la recaudación aparejada. Pero, en este caso, tan solo se trata de mostrar con qué mañoso talento se manifiesta una repulsa y sus efectos, aunque no resulte plausible el modo. / Antonio Montero Alcaide

E N las fiestas que estos intensos días de verano se celebran por doquier en la provincia los hay que acuden a pasarlo bien. Unos pocos buscan el disfrute en los conciertos, otros tantos se dejan llevar por los amigos, aunque de verdad lo que les gustaría es una buena hamaca y una copa frente al mar. Y aún nos quedan los que hacen de críticos de moda. Su pasatiempo preferido es la búsqueda de una presa para, con el amigo o amiga de al lado, hacer una disección de cada una de las prendas que lleva. Se trata de estar a la moda o no. Sea como fuere, el caso es hacer una crónica de revista.

La parlamentaria andaluza de Cs por Almería, Marta Bosquet, se perfila como el gran referente de esta fuerza política en la provincia. A medida que pasan los días se consolida, con el apoyo directo del líder andaluz, Juan Marín.