E style="text-transform:uppercase">N los noventa, cuando tener correo en el buzón era algo físico: abrías con la minillave y encontrabas cartas, llegué a pensar que estaba en algún listado de analfabetos. Era llegar septiembre, abrir el buzón, y desparramarse un montón de cartas ofreciéndote desde aprender a tocar la guitarra a terminar el graduado escolar. ¿En cuál estaré ahora? Para mí que, parafraseando a Konrad, en la quienes la línea de su juventud ha quedado definitivamente atrás. Raro es el día que no me llamen -eso de mandarte cartas no es suficientemente invasivo- ofreciéndome planes de pensiones. Cuando respondo que llevo 30 años trabajando y confío en la pensión pública, su tono de voz cambia. Pasa a resignado, a un vaya me ha tocado el que no se entera. A continuación recibo toda la información alarmante sobre el futuro de las pensiones que les evito, porque ya la saben. Alguna de estas estrategias de publicidad, que te pillan adormilado en la siesta, se repiten y multiplican en todos los formatos posibles y se basan en asustar a la gente rayan la inmoralidad, la verdad. No debo ser el único que lo ve si Celia Villalobos, presidenta de la Comisión del Pacto de Toledo ha salido a defenderla y dice que le parece legitima. Tranquilizando a los futuros pensionistas , como es ella. No veo mal los planes de pensiones. Pero, la pregunta es, ¿de dónde sacamos el dinero para abrirnos un plan de pensiones? Uno de los casos más frecuentes que se plantea en el antiguo INEM es el rescate de planes de pensiones por perceptores del subsidio, hasta el extremo de que hay ya jurisprudencia del Tribunal Supremo sobre ello. Esto es, claro que hay gente previsora y se abrieron estos planes, solo que toparon con el gran mal español: el paro que fulmina los ahorros, digan lo que digan los que, por no haber sido nunca desempleados, afirman que cobrar el desempleo desincentiva la búsqueda de trabajo. Pero, la gran razón por la que estos planes no tienen tanto éxito en España está en los salarios. El INE acaba de publicar la encuesta de costes laborales del tercer trimestre de 2016. Los salarios siguen a la baja. Descienden un 0,3% sobre 2015. Por cierto, la caída anual de los salarios andaluces es del 2,2%, la tercera más importante tras Aragón y La Rioja. La obligación de gasto de las familias no permite, por tanto, ahorrar para planes de pensiones. De donde no hay no se saca.