La tapia del manicomio

Sandalias con calcetines

Volvemos al estilismo que no ha sido nunca lo nuestro, pero al menos jamás hemos consentido en ponernos sandalias

Siempre hemos censurado la costumbre que tienen los proletas alemanes de ir con sandalias y calcetines cuando están de turismo en España. Son dignas de ver las parejas que salen a cenar con el sol en todo lo alto, él con pantalón corto, sandalias y calcetines, y ella con bata larga y tacones. Fashion, lo que se dice fashion no es. Y si es por ir cómodo, pues menos todavía: si se ponen sandalias en vez de zapatos para ir fresco, qué pintan los calcetines, que es lo primero que se quita uno cuando aprieta el calor. Bueno, pues ahora vienen los prescriptores de la moda a decir que las sandalias con calcetines son lo más de lo "must". "Cool" a tope aunque no resulte "cold", sino más bien "warm" a tope: sube el consumo de desodorante.

A mitad del artículo nos preguntamos qué se nos habrá perdido ejerciendo de Anna Wintour, como si la tercera de El Almería fuera una sección de Vogue. Pero ya que hemos empezado, no es cosa de cambiar para hablar de Montoro, que es de lo que van las columnas este finde. Volvemos pues, al estilismo, que no ha sido nunca lo nuestro, pero al menos jamás hemos consentido en ponernos sandalias (ni con calcetines ni sin ellos); ni pantalones cortos de ningún tipo -shorts, piratas, bermudas…- todo lo que no sea que la vuelta del pantalón caiga sobre el empeine del zapato nos parece una ordinariez. Y más ahora que se ha vuelto a poner de moda el pantalón largo pero corto, vamos lo que se decía en nuestros tiempos "como para ir a regar". Siguiendo por ahí, cualquier día vuelven las "pillas", que eran unas pinzas que recogían los pantalones para que no se mancharan con la cadena de la bicicleta. Claro para eso tendrían que volver los pantalones anchos y perderse los pitillos actuales, que más parecen calzas o leotardos que pantalones. No nos extrañaría que el día menos pensado se volvieran a poner de moda aquellos jerseliyos masculinos de los años setenta, que no cubrían ni el ombligo y se llamaban "minipulls". Con ellos, sandalias, calcetines y pantalones de campana con "pillas", nuestros coetáneos podrían renovar su imagen de modernos. Porque ahora van, sin pudor aparente, con pantalones cortos (bien anchos para que abarquen la barriga), camiseta XXL, gorra de beisbol y chanclas. Casi mejor sandalias con calcetines.

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