Opinion

Rosa María / Rubio

Sara Baras renace con Carmen

Me llevé una grata sorpresa el pasado sábado con Carmen de Sara Baras. Sinceramente, no esperaba tanto después de algunas de las últimas obras de la gaditana, donde estuvo a un nivel más discreto. En esta ocasión, la expectación creada, con las entradas agotadas días antes del espectáculo, se correspondió con la maravillosa representación con la que nos obsequió Sara Baras, acompañada de un cuerpo de baile que superó con creces el nivel que suelen exhibir los que acompañan a una gran estrella.

Si además, unimos la presencia estelar de José Serrano, y sobre todo la de un bailarín excepcional como Luis Ortega, junto con unas coreografías fantásticas, obtenemos un cóctel explosivo que entusiasmó a un público que no paró de alabar el espectáculo desde el mismo momento en que finalizó la noche de pasión, donde Sara Baras quiso transportarnos.

Como únicas salvedades, a pesar de ser representado un drama, en el vestuario predominó el rojo y negro. También fue exagerada la penumbra continua sobre el escenario. En los dos primeros números, Como actitud de Mujer, y Sus Hombres, coreografiados con maestría por la propia Sara Baras, el cuerpo de baile comenzó a interpretar con brillantez lo que la bailaora gaditana quiso radiar desde el comienzo, la tragedia.

Después, mientras el público comenzaba a aplaudir con fuerza dichas actuaciones, tras un par de segundos de oscuridad total, apareció por primera vez Sara Baras para comenzar La Habanera. De repente, los aplausos dirigidos al cuerpo de baile fueron, por fuerza, para la figura, todavía inmóvil, de la protagonista de la noche. ¿Un acto de diva?, o ¿simplemente un autoreconocimiento a sus dos magnificas coreografías?. Lo mejor estaba por llegar. Y así fue.

En Don José, Luis Ortega se exhibió con una farruca elegante y precisa, recordándome al gran Antonio Gades. Me alegra presenciar actuaciones como la suya, en estos tiempos donde la fuerza ha ganado tanto terreno a la técnica. En oración, José Serrano también demostró su buen hacer, y ya se adivinaba que para el final las tres figuras de la noche iban a protagonizar el amor y desamor hasta el final. Especialmente embaucadora fue Traición, cuando Luis Ortega portaba en sus brazos el matón que representaba a su amada, mientras José Serrano sostenía a Sara Baras en carne y hueso.

Los espectaculares números Pelea y Muerte, precedieron al obligado final de fiesta donde el público, puesto en pie, ovacionó con fuerza a unos de los mejores espectáculos que ha realizado Sara Baras.

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