La Buhardilla

Manuel Lucas Matheu

Sexología

YO soy sexólogo". Esta presentación produce reacciones variopintas. A veces sonrisas maliciosas, a veces expresiones de sorpresa, más o menos sutiles, y en muchas ocasiones, comentarios más o menos jocosos del tipo "¿me invitarías a las prácticas?". La Sexología y por ende el hecho sexual, que es el objetivo de su estudio, siguen enfrentándose a un ninguneo generalizado, frente a una realidad incuestionable: el hecho sexual influye de en nuestras vidas, a un nivel, que sin duda habría que situarlo entre las dimensiones más decisivas y determinantes, y además en múltiples aspectos. Entonces ¿cómo es posible que el abordaje del hecho sexual, se encuentre en una situación claramente devaluada en la escala de prioridades de nuestra sociedad? Existen títulos oficiales de todo tipo, en las Universidades, pero la resistencia, la desidia y la indiferencia, impiden que la ciencia sexológica se instaure definitivamente como un área más del conocimiento universitario. Cierto es que en la Universidad de Almería, desde el año 2007 existe un título oficial de postgrado, después de un largo y curvo camino de trabajo, esfuerzo y obstáculos. Pero este título, pionero en Europa, es un frágil oasis, en medio del desierto más absoluto todas las universidades públicas europeas. Y es frágil, porque a pesar de la importante innovación que supone, ser la única universidad pública de Europa, que ha institucionalizado académicamente la Sexología, y que además ser la primera en producción investigadora en este campo, no creo en absoluto que se valore por la propia sociedad almeriense, la importancia de todo esto, en su justa medida, ni en la trascendencia que podría tener en un futuro. Reivindico la institucionalización de la sexología como profesión, y como ciencia, porque estoy convencido de que el tema que la ocupa, el hecho sexual, puede aportar más valores y capacidades, que miserias y dificultades. Una sexualidad enriquecida, en toda su amplitud, puede ser un contrapunto, frente a tanta agresividad, tanto maltrato, tantas discriminaciones y tantas soledades. Desde la educación sexual y el asesoramiento sexual, se puede facilitar a las personas el conocimiento y la reflexión sobre todo lo que les supone ser personas sexuadas, y la exploración de sus propias capacidades y posibilidades, como tales. Y el segundo, desde la terapia sexual, ayudar a superar los problemas sexuales, que tanto impacto tienen en nuestro entorno, y que tan en silencio y con tanta soledad se suelen sufrir. Por otro lado, la investigación y el conocimiento más profundo del hecho sexual humano, es un reto de futuro para nuestra cultura, y de eso es de lo que se ocupa la ciencia sexológica. La Sexología es un antídoto contra los prejuicios, contra la intolerancia y contra la mediocridad intelectual.

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