El callejón del gato

Socialismo en peligro

Hay que olvidarse de luchas internas y reconducir el partido pensando en esa mayoría socialdemócrata

Dudo mucho que los avances sociales conquistados en Europa a partir de la segunda mitad del pasado siglo sean rechazados por la mayoría de los ciudadanos del continente. Superada la utopía del comunismo ortodoxo, queramos o no queramos, no podemos prescindir de una economía de mercado libre, pero con matices. Un liberalismo sin freno hoy no lo defienden ni los partidos que se proclaman liberales. Nadie que opte a gobernar un estado en Europa sería capaz de defender a las claras el derrumbe de los avances que ha proporcionado el llamado Estado del Bienestar. Ni el partido más liberar se atrevería a basar una campaña en el derribo de unos servicios sociales básicos tales como la educación, la sanidad o el sistema de pensiones. Y aunque ese fuera su propósito, ningún partido se declararía defensor de un sistema donde las negociaciones laborales se llevaran a cabo sin un control por parte del Estado para proteger al trabajador. Junto a estos logros elementales de la ideología socialdemócrata podríamos añadir otras materias, como la conservación del medio ambiente, el fomento de la cultura, o las libertades individuales en el ámbito personal, cuyo valor nadie con aspiraciones a gobernar en Europa, sería capaz de cuestionar abiertamente. Con ello se pone de manifiesto que los valores que constituyen la esencia de la socialdemocracia se han consolidado en el pensamiento de la mayoría. Sin embargo estamos viendo que los partidos socialdemócratas que han contribuido a su desarrollo están perdiendo puntos de manera vertiginosa. Aunque se veía venir, el fracaso del Partido Socialista francés el pasado domingo en la primera vuelta, obteniendo sólo el 6% de los votos, supera con creces los pronósticos más aciagos, obteniendo el peor resultado desde 1969. Si tenemos en cuenta lo que hemos apuntado anteriormente, podríamos decir que el rechazo no lo sufren, por tanto, los principios que infunden el sistema socialdemócrata, sino los partidos que se han arrogado la representación de dichos principios. Y una de las razones que han contribuido a la debacle de Benoît Hamon en Francia, han sido las luchas internas en el seno del partido. A la vista de lo cual, bien podrían los que compiten en las elecciones primarias que se están desarrollando en el PSOE tomar nota y, sea cual sea el resultado, olvidarse de las luchas internas y reconducir el partido pensando en esa mayoría socialdemócrata que hoy padece síntomas de orfandad.

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