Todofobia

La ambición máxima de un español es pasarse ocho horas esperando para coger un avión, mucho mejor que trabajando

Yo me levanto ya por la mañana odiando. Para empezar odio levantarme temprano y odio más levantarme tarde. Odio que suene el despertador y odio que no suene. Odio el calor, qué menos que odiar el calor. El verano es esa época del año en la cual el noventa por ciento de las conversaciones tratan sobre el calor. Ojú qué caló. Vaya calor que hace. Hace un calor que no veas. Por cierto he leído tal libro, con este calor. He ido a tomarme un café, con el que calor que hace. He ido a sellar la primitiva (ya no se sella, te dan un tiquet, creo) a pesar del calor. Pues mira, yo este verano he sufrido menos golpes de calor que en otros anteriores en los que era carne de uvi. Volviendo al tema, no sé exactamente en qué consiste la vida aparte de odiar. Odiamos ir a trabajar, odiamos los atascos, odiamos los insectos, odiamos los semáforos, odiamos a los políticos, odiamos al contrario. Los del PP odian a los de Podemos y los de Podemos odian a los del PP.

Los Venezolanos partidarios de Maduro odian a los no partidarios de Maduro y los no partidarios de Maduro odian a los partidarios de Maduro. Odiamos a los corruptos cazados y los corruptos cazados odian a los que los han cazado. Y todo con esta caló. Ozú. Ahora también odiamos a los turistas y los turistas odian a los que odian a los turistas. Y también odiamos las colas en los aeropuertos, a los que provocan las colas en los aeropuertos y a los que permiten que se hagan colas en los aeropuertos y los que hacen huelga en los aeropuertos odian a los que no les conceden lo que piden y los que no le conceden lo que piden odian a los huelguistas. Yo debo vivir en el paraíso porque apenas veo turistas, los atascos mayores que sufro son de diez minutos y no hago colas en los aeropuertos.

Qué pringao, ni siquiera disfruta de tres días de vacaciones pasando la mitad haciendo cola en los aeropuertos y odiando a los huelguistas. La ambición máxima de un español es pasarse ocho horas esperando para coger un avión, mucho mejor, qué duda cabe, que pasarse ocho horas trabajando. La eterna espera en el aeropuerto es un derecho constitucional e irrenunciable, igual que los atascos a la entrada de las ciudades y la tumbona en un metro cuadrado de playa rodeada de tumbonas y tumbones. Y odiadores. Bueno yo en realidad no odio nada. Collantes, eres un puto esquirol que ni haces huelga, ni haces cola, ni haces vacaciones, ni odias nada.

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