República de las Letras

Turismo local

Ya no bastan los cruceristas. No son los extranjeros los que animan la hostelería local en verano. Somos nosotros.

N O El turismo ha sido siempre una importante fuente de ingresos para España y países similares, como Portugal y Grecia. Y también para otros del mismo entorno geográfico, pero mucho más potentes económicamente, como Francia o Italia. Esto es cosa sabida. Pero tal y como se va desarrollando por nuestras latitudes la campaña de verano este año, parece que el fenómeno tiene también sus debilidades.

No hay más que darse una vuelta por la ciudad para darse cuenta de que la inmensa mayoría de los turistas que se ven son españoles. Es más, son vecinos. Personal local, vaya. Se dice: hay crisis, pero los bares siempre están llenos. De gente nuestra en su mayor parte. A nosotros nos gusta vivir en la calle. Somos amantes de los bares. Nada hay que nos complazca más que estar con el grupo de amigos o amigas en una terraza, tomando unas cervezas. No hace mucho, en un conocido bar de Almería, se colocó a nuestro lado una familia de ingleses.

El hombre pidió unos bocadillos de los que tenían expuestos en la barra. "¿Y de beber?", le preguntó el dueño del bar. "Nada", respondió el inglés. Luego resultó que los niños quisieron refrescos, y que a la esposa le gustó una pizza que sacaron de la cocina, y se pidieron unos trozos. "¿Y de beber?", preguntaba cada dos por tres el dueño del bar. "Nada". "¿Nada?", terminó comentando por lo bajini, sólo para que lo escucháramos los demás clientes. "Pues vaya unas maneras (de estar en un bar, quería decir). Estos guiris… Ya podían aprender a hablar español, joder". Y así sucesivamente. Aquellos guiris se dejaron allí un pastón. Pero, eso, no querían tomar alcohol. Tampoco les convencían los refrescos.

Toda una manera de participar en nuestra costumbre de ir a los bares, pero…, eso: a su manera (incluso creo que llegaron a pedirse unos vasos de agua). Ya no son los extranjeros los que animan la hostelería local en verano. Somos nosotros. En todo caso, madrileños y catalanes, que sólo se descuelgan por estos confines ibéricos en señaladas fechas. Así, el turismo ya no es lo que era. El turismo masivo de verano encarecía mucho la vida.

Por eso algunos, que se habían creído las promesas del gobierno de reactivación de la economía, se han desengañado pronto: al turismo local no se le pueden subir los precios como se le subían al extranjero, pues entonces no consume, no compra o no usa el servicio. Y es que el turismo ya no es lo que era.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios