IMAGINARIO

José Antonio Santano

Viajeros

ANTIGUO placer el de viajar! Da igual el motivo, la forma, el modo, el instante, porque el viaje en sí siempre nos enseña algo nuevo, nos desvela lo recóndito o nos despierta aquello que aletargaba. El viaje es un vuelo al espacio de los sueños, de tal manera que al vivirlo o imaginarlo, la vida se derrama por todos los sentidos haciéndonos libres y juiciosos, conocedores y descubridores de lo arcaico y lo nuevo, incluso de lo queda al límite de lo premonitorio.

En cada viaje deseamos hallar algún tesoro, desvelar un secreto o simplemente percibir su incalculable belleza. Cervantes dejó dicho: ¿Acaso es tiempo mal gastado el que se emplea en vagar por el mundo? Jamás, sería la respuesta. Igual da que subamos hasta la cima de una montaña para divisar desde su altura el caserío, los bosques y ríos, como sumergirse en los profundos y silenciosos fondos marinos y comprobar la hermosura de tan variada fauna y flora. El viaje es en sí un universo plural y fantástico, la luz que nos ofrece sus pechos cada mañana para amamantarnos, esa música que surca nuestras venas hasta llegar al mismísimo corazón o el misterio de las mil y una noches de Oriente.

Los lugares son infinitos, tantos como uno quiera, porque todos somos viajeros, y lo más importante, que cada uno deja constancia de lo vivido y sentido. Un extraordinario libro editado por el Instituto de Estudios Almerienses, en colaboración con la Consejería de Turismo, Comercio y Deporte y el Puerto de Almería, nos trae noticias de Almería a través de sus viajeros, de Münzer a Pemán (1494-1958).

Nada más reconfortante que viajar por sus páginas y reencontrarnos con todos los bellos rincones que componen Almería y su provincia, y para muestra y de entre todos los insignes viajeros, sea la voz de Rodrigo Méndez Silva, genealogista e historiador de origen portugués, pero considerado escritor español por su obra, cuando escribe: Baten embravecidas olas del Mediterráneo sus hermosos y fuertes muros, una legua de circunferencia dos puertas dos puertas a la ciudad de Almería. Plantada en sitio llano, seguro de todos vientos, excepto vendaval, gozando benigno cielo, templado ambiente, con tanta amenidad que a cualquier tiempo del año se ven los campos vestidos de flores, palmas, plátanos, mirtos, terebintos, naranjos y demás géneros agrio y dulce; produciendo aceite famoso, seda, semillas, cazas, aves domésticas, sobre todo muy abastecida de pescado, y algunos atunes, buenas salinas, criando muchas piedras finas, amatistas, esmeraldas, granates, ágatas que dieron nombre a su Cabo, hoy corrompido se llama de Gata; asimismo preciado alabastro de la Sierra de Filabres.

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