Los amores de Susana

Se buscan gobernantes comprometidos en cuerpo y alma a su labor, de verdad y con hechos, que suden lo que cobran

Undiscurso. Ahora toca centrarse en Andalucía. Su autora, Susana Diaz. Momento en el que se pronunció, tres días después de la victoria de Pedro Sánchez en las primarias del PSOE. Esas palabras de la presidenta de la Junta, que pasaron casi desapercibidas, tienen jugo que exprimir. Y bastante agrio, si realizamos lectura entre líneas. No dejan en buen lugar a su mentora, y peor aún a los que dice gobernar. Resulta que, después de llevar inmersa varios meses en la carrera electoral interna del PSOE, y supuestamente -así lo confesó ella- compaginando la mayor responsabilidad política de nuestra Comunidad, la de presidenta, con esa otra labor privada y partidista, candidata a secretaria general a nivel nacional, va ahora y se sincera, confirmando lo que se suponía, a pesar de sus desmentidos. Que es en este momento, no antes, cuando decide centrarse en Andalucía, la misma que le paga su sueldo, y en donde todos pensaban que estaba trabajando de lleno. Haciendo alusión a las tragaderas comentadas hace unas semanas por el secretario provincial socialista, al pie de la sabina, como Castilla, las de aquí son anchas. Y tanto. Subvencionamos a fondo perdido los quehaceres personales de políticos, en horario de trabajo, eludiendo los propios, se reconoce públicamente, y no pasa nada. ¡Otra ronda Pepe! A los ciudadanos sin adscripción ni radicalidad política, sin el yugo del carnet, aquellos de voto tan cambiante como libre, que solo buscan elegir en cada momento al que consideran que mejor cubrirá las necesidades de la sociedad, no nos importa los caprichos, problemas o cuitas internas de los partidos, sea PSOE o el sursuncorda. Se buscan gobernantes comprometidos en cuerpo y alma a su labor, de verdad y con hechos, que suden lo que cobran, y no que jueguen a cumplir con el prontuario del infiel, como le ha sucedido a Diaz. Prometió amor eterno a Madrid, y cuando le dieron calabazas, recordó que no podía vivir sin Andalucía. No nos merecemos esta cultura partidista impositiva, de segundo plato, corta de memoria, impudorosa ante situaciones como la protagonizada por la presidenta andaluza. Es algo censurable e inadmisible, máxime cuando, como ocurre en Almería, ni a jornada completa son capaces de arreglar las carencias y problemas endémicos que, también, o tal vez principalmente, desde la Junta, deberían tener ya solucionados.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios