El año de la catetez

También aquí, la catetez es palpable, con ese Puigdemont, con flequillo, como Trump, aunque no tan panocho

El comienzo de un año, está siempre lleno de esperanzas y de incertidumbres. Y este, como no podía ser menos, también. Pero hay una certidumbre: este será un año cateto. Un año, en el que un cateto forrado de dinero comenzará a gobernar en el país más poderoso del mundo. No hay nada como el dinero para que la catetez aflore, en todas sus facetas. Solo hay que mirar las fotos del interior de la casa de Trump. Un cateto, votado por millones de catetos, la mayor parte de ellos de esa parte más cateta, racista y retrógrada de EEUU, el Midwest.

Y el Brexit, fue votado también por lo más cateto de Inglaterra, sobre todo en el Midlands. Todo ello intensamente tintado de nacionalismos. Decía Albert Einstein: el nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad. Pero yo creo, que ante todo el nacionalismo, es una enorme catetez. Decía Camilo José Cela que el nacionalismo se cura viajando, y yo creo que además se cura estudiando.

La vieja Europ se debate entre los que se han aprovechado de ella para cargarse el estado de bienestar de sus ciudadanos (los neoliberales), y los que quieren cargarse la Unión Europea (los catetos teñidos de nacionalismos). Es decir, que gane quien gane, nos pilla el toro por todos sitios. Aunque lo de los catetos (Le Pen, Amanecer Dorado, Liga Norte Italiana, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, el holandés Geert Wilden, etc., etc.) me da mucho miedo, sobre todo porque no tienen sentido de la medida, como acérrimos salvapatrias, que son.

Y algunos están muy bien situados en las encuestas, como Wilden o Le Pen, y otros, simplemente ya gobiernan, como Orbán.

Es decir, cuando miras el horizonte de 2017, se atisba mucha catetez, tanto en el imperio, como en nuestra Europa. Y no digamos en la tierra del Zar Putin. También aquí, la catetez es palpable, con ese Puigdemont, con flequillo, como Trump, aunque no tan panocho. Y con todos sus compinches, que quieren poner a este país en la picota. Desde la catetez nacionalista, y con los votos de lo más cateto de Cataluña

A lo mejor, es una epidemia corta, y el 18 lo encaramos con un horizonte lleno de tolerancia, solidaridad, universalidad y sabiduría. Pero me temo que la epidemia es más grave.

Ante este panorama, yo seguiré estudiando y viajando en el 2017, para no contaminarme con esta epidemia de nacionalismos, intolerancias, mediocridad intelectual y catetez, que nos invade.

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