EN primer lugar, hay que felicitar a todos los jugadores del Almería por su fe y entrega a lo largo de todo el encuentro de ayer en el Vicente Calderón. ¿Dónde si no se puede presenciar un partido tan loco? Por supuesto que en ese estadio, y contra el Atlético de Madrid. El técnico colchonero Javier Aguirre manifestó a la finalización del encuentro que le hubiera gustado saber qué hubiera pasado si se hubiesen enfrentado once contra once. Valiente declaración, porque esa es más bien la pregunta que nos hacemos todos los aficionados almerienses. Yo creo que el Almería hubiera tenido muchas posibilidades de puntuar. En la expulsión de Pulido el árbitro comete un grave error. Sinceramente, después de ver la jugada repetida, nunca me pareció que el central almeriense tocara al delantero argentino. Ya en frío, a la salida del vestuario, Pulido ratificó el error del colegiado y además indicó que Agüero reconoció que en realidad el balón se le iba quedando atrás. Respecto a Juanito, sin duda alguna se equivocó al entrar de esa manera jugando su equipo con diez, empatando el encuentro, restando toda la segunda mitad, y sabiendo que él ya tenía tarjeta amarilla. Ahí se acabó el partido. Incluso antes de que al filo del descanso Simao adelantara de nuevo al Atlético.

Hay que tener cuidado con el descenso porque el antepenúltimo puesto puede tener al final un dueño inesperado. Y es que en la presente campaña la distancia entre el séptimo clasificado y el descenso es la más corta de las últimas temporadas. Y eso que perdió el Zaragoza. Veremos dónde se sitúa este año la salvación matemática, porque me resisto a creer que los maños desciendan.