Luz de cobre

Antonio Lao

La carretera de Granada

ERA un niño cuando vine a Almería por primera vez. Entré por la carretera de Granada. De eso hace ya... ni me acuerdo. Lo que si permanece es la imagen de subdesarrollo de los accesos: cementerio a la derecha, barrio de Los Almendros, desorden urbanístico, atasco en hora punta -entonces de viejos Seat 850 y 1.430, algún Simca 1000, aunque también se podían ver Renault 12 y seiscientos, y los primeros 131 de motor perkins de gasoil-. El paisaje, confieso que desolador, no me alarmó en exceso, aunque si provocó cierta inquietud sobre la capital que tenía idealizada, entiendo que producto de mi corta edad.

Han pasado muchos años para ver que el paisaje de entonces ya es historia. Fruto de una época que ha permanecido más de lo debido, aunque a la vuelta de unos meses nadie se acordará de lo que hubo. Los nuevos accesos a la capital por la carretera de Granada, abiertos la semana pasada y a la espera del ajardinamiento, urbanización y acerado, dignifican la capital.

Si importante fue hace algo más de una década la urbanización de la Rambla, que nos situó de golpe en la modernidad, en el siglo XXI, olvidando las moreras del lecho y las viejas pistas de autoescuela, la remozada entrada a la ciudad por la carretera de Granada viene a cerrar el tiempo de la marginalidad constructiva para adentrarnos en la modernidad de las comunicaciones; en la era del automóvil, sin olvidarnos el aderezo siempre importante de grandes rotondas, enormes aceras, farolas de diseño y funcionalidad, mucha funcionalidad. La ciudad la hacen sus habitantes, sin duda. Pero también sus calles, sus edificios, el trato que a lo largo de los años se ha dado al entorno y, claro está, la impresión que producen los accesos, antes de adentrarte en el corazón, en el ágora, en el mundo del urbanita. La obra recién inaugurada, realizada por el Ayuntamiento con la colaboración Gobierno estatal, es un paso más en el camino de reforma de nuestro entorno más cercano. Una inversión importante y necesaria que avanza en el camino de reforma de la capital, emprendido en las últimas legislaturas, y que busca la adecuación a los tiempos que corren en el que se conjuga el tráfico rodado con la vida ciudadana.

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