República de las Letras

La casa azul

Aquellos niños la llamaron "La Casa Azul", título de la novela que yo escribiría casi ochenta años después

Yo no conocí en pie el Cortijo Azul de Pechina. Se levantaba muy cerca del Camino de Enmedio. De en medio de una vega fértil, vergélica, de parras y naranjos. En él, una vez, tuvo lugar una historia tierna y dramática, humana y durísima, protagonizada por unos niños que fueron allí alojados a instancias de un médico del Hospital Provincial almeriense, Serafín de Torres, y con el apoyo del gobernador civil, a la sazón Gabriel Morón, para alejarlos de los horrores de la guerra. Puestos al cuidado de unas mujeres valientes y sacrificadas que lo dieron todo por ellos, algunos de los personajes y todas las fuerzas en liza en las dos guerras cainitas que desangraban al país -una en los frentes, otra en la retaguardia- incidieron en sus vidas y determinaron las trayectorias de los supervivientes entre las grandes privaciones de la dura posguerra. Aquellos niños llamaron al lugar LA CASA AZUL, y así pusieron título, sin saberlo, a la novela que yo escribiría casi ochenta años después sobre todo lo allí ocurrido. Uno de ellos vive todavía. Cuando publiqué LA CASA AZUL (Ed. Punto Didot, 2013) la edición se agotó en unas semanas y desde entonces no han dejado de llegarme peticiones de ejemplares que no he podido atender. Durante su escritura, aparte de la historia misma que allí contaba, me salieron al encuentro otras historias, más o menos importantes, pero todas interesantísimas, que me subyugaron, amigo como he sido siempre de la Historia y de la Biografía si ambas se unen en personas normales y corrientes, gente del pueblo como yo. Y fueron, por ejemplo, Norman Bethune, los Cuáqueros, Francisco Maroto, doña Paquita -sin la K que ahora le ponen-, Adrian Phillips, el 3 Hermanos Comunistas, las hermanas Lussnigg, la Astra "purito", Carmen Navarro, el Hispano Suiza, Salvador M. Laroca, Vicente Talens y hasta Marisa, la Mata-Hari almeriense. Y, claro, Angustias, directora histórica de LA CASA AZUL, joven enfermera cuya fortaleza y resolución fueron decisivas para aquellos huérfanos puestos a su cargo.

El Cortijo Azul siempre ha suscitado rumores y leyendas mil, y una vez rodaron allí un corto de cine de misterio. Demolido en el 2008, apenas llegó a tiempo mi hijo de hacerle unas fotos. Es hora de sacar una segunda edición de la novela. Y de hacer una película. No una más sobre la Guerra Civil. Una sobre el rostro más humano de la guerra en retaguardia. Si es que lo tiene.

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