LOS aficionados celestes estamos de enhorabuena esta semana, y es que el pasado domingo fue un día gran para el Polideportivo Ejido. En primer lugar, se lograron los tres puntos frente al Eibar y aun se sigue soñando con la salvación.

Además, el equipo filial también derrotó al Málaga B y está a un paso de colarse definitivamente en los puestos que dan opción a jugar la liguilla de ascenso a Segunda B. Pero, sin duda, la mejor noticia llegó de la mano del equipo juvenil, con su merecido ascenso a la División de Honor.

Estamos siendo testigos de la edad de oro de la cantera del Polideportivo Ejido y tenemos que estar muy orgullosos del trabajo que se está realizando. Pero, precisamente por esta razón, debemos ser más exigentes que nunca con la directiva y no podemos permitir que se eche a perder todo este capital.

Sería muy triste que a la vuelta de cinco o seis años los éxitos del filial y del equipo juvenil quedaran tan solo como un bonito recuerdo y que ninguno de los jóvenes canteranos hubiese conseguido hacerse un hueco en la plantilla del primer equipo.

¿Cuánto tiempo hace que un futbolista procedente de las categorías inferiores no es parte importante en el Poli? Habría que remontarse a la época de Ángel González y de Robert (que ya ha llovido). Puede que este sea el momento de corregir errores del pasado y de dar un golpe de timón en la historia del Poli para que deje de ser un equipo comprador para basar su futuro en esta rica cantera ejidense.