Carta del Director/Luz de cobre

La fuerza del cooperativismo en la provincia

Las cooperativas venden al exterior hasta el 80% de la producción, una cifra que debe enorgullecernos

Cinco cooperativas de Almería, Unica Group, Vicasol, Murgiverde, Indasol y Nature Choice, figuran entre las veinte primeras del país en exportación. Los datos, recogidos en el informe "El Cooperativismo Agroalimentario Español" del Ministerio de Agricultura revela la fortaleza de una forma de trabajar que ha calado hondo en esta provincia, un modo de hacer pionero y destacado, que se ha convertido en uno de los pilares sobre los que se asienta el sector de las hortalizas de esta tierra.

Almería, pionera en tantas cosas, supo desde el principio de los invernaderos que el futuro estaba fuera de España. Aquellos que avanzaron en el desarrollo de una forma de hacer innovadora y creativa sabían que no sólo la supervivencia estaba en el exterior, sino que el crecimiento futuro se basaba en la capacidad de abrir nuevos mercados, de mantenerlos y consolidarlos como consumidores de un producto perecedero, pero muy demandado.

Aquellos precursores que dieron los primeros pasos en el enarenado y en el invernado eran conscientes de su debilidad frente a los grandes grupos de comercialización si trabajaban en solitario -la experiencia de la uva de Ohanes estaba reciente-, por lo que avanzaron y consolidaron el cooperativismo como instrumento de protección de sus intereses, de defensa de sus productos y de parapeto capaz de sostener un mercado amplio, enorme y por descubrir, de millones de consumidores, a los que se abrió esta tierra, en la misma medida que la superficie invernada crecía por la demanda.

No es extraño por tanto que hoy, transcurridos más de 50 años, aquellas formas primitivas de unión, se hayan consolidado en grandes empresas de primer o de segundo grado, capaces de defender y poner en el mercado millones y millones de kilos de hortalizas y recibir por ello, en la mayoría de las ocasiones, precios razonables para sus socios, el primer eslabón de la cadena, que es el agricultor. Con porcentajes que van del 60% al 80% vendido al exterior, el trabajo por hacer es hoy aún ímprobo. Aquellos que piensen que todo está hecho se equivocan. En un mundo global, con competidores duros y preparados, la clave sigue siendo la calidad de aquello que producimos, la apertura de canales de comercialización y, como no, la posibilidad de insistir en la consolidación de la unión con estructuras aún más fuertes.

Es el reto del futuro y será la base sobre la que se trabaje en los próximos años. Aquellos que nos compran son gigantes de la industria a los que debemos hacer frente con empresas y cooperativas fuertes, capaces de hablar de tú a tú, sin complejos. El camino, claro está, está plagado de retos a superar, pero no me cabe la menor duda de que serán sorteados y superados con nota, como lo hemos hecho hasta el día de hoy.

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