La tapia con sifón

Más grados, menos consumo

Llevo años con la idea de que el exceso de graduación alcohólica contribuye al descenso del consumo

La buena noticia es que España ha sido la mayor exportadora mundial de vino en 2015 (según el informe de la EAE Business School recién publicado): 2.400 millones de litros. Italia y Francia nos siguen con 2.000 y 1.400 respectivamente. Lo malo es que esto se debe principalmente a los bajos precios a los que vendemos, muy inferiores a los de la competencia. Exportamos el vino a 1,1 €/l de media, frente a los 4,1 €/l de Francia o los 3,8 de Italia. Muchos litros, a precio de garrafón. Y estamos peor aun en consumo interno. Según el citado informe, España se quedó en 2016 novena en el ranking mundial en litros y décima en billetes. Italia va primera del mundo con 45,28 l por persona y año, seguida de Portugal y Francia con 40,92 y 40,27 litros respectivamente. Aquí no llegamos ni a 20, con "suelos" de 14 o 15 en La Rioja y Extremadura. Y el caso es que cada vez hacemos mejores vinos, aunque también muchos de baja estofa que, inexplicablemente, consiguen el sello de prestigiosas D.O.

Llevo muchos años con la idea en la cabeza de que el exceso de graduación alcohólica contribuye al descenso del consumo entre los que seguimos afectos a la mejor bebida del mundo. Hasta hace pocas décadas, los grandes tintos solían andar por los doce grados o poco más. Los finos jerezanos bajaron de 17 a 15 º allá por los años 70 y experimentaron una notable alza de ventas (temporal, eso sí). Ahora casi todos buscan unos colores casi negros a base de sobremadurar las uvas, lo que inevitablemente aumenta el azúcar y, por tanto, el alcohol. He estado el sábado pasado en el concurso de vinos del altiplano granadino, y casi todos los tintos -38 de los 52 vinos que catamos- estaban muy altos de grado. Salen bien en las catas, pero empachan en la comida. Recuerdo con placer unos callos en la taberna Mariano de Madrid, en especial por dos botellas de Viña Tondonia GR 1992 que nos arrimamos entre tres. Con 12,5º, era elegante, complejo y seguía vivo a sus quince años. No hubiéramos pedido la segunda de un "tinta china" lleno de taninos y grados. Otro ejemplo es el Gregal blanco de Juvé y Camp: con 11º, nariz sorprendente y paladar goloso, botella por persona es posible. Si los bodegueros se animaran a bajar los grados igual vendían más.

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