La tapia con sifón

El gueridon del ruido

El gueridon es una mesita auxiliar que se coloca al lado de la mesa de los comensales

Como los hosteleros profesionales saben, el gueridon es una mesita auxiliar que se coloca al lado de la mesa de los comensales, para colocar y servir las bebidas y para trinchar o ultimar la preparación de platos. Bien, pues como parece que la Mesa del Ruido de la capital almeriense está teniendo mucha faena (esperemos ver pronto resultados) bueno será echarles una mano con una mesita auxiliar: el Gueridon del Ruido. Comencemos con un breve listado de ruidos bareros que se podrían evitar -o al menos paliar- con un poco de buena voluntad, si me disculpan el exceso de optimismo. Allá va la primera entrega:

1.- El pitorro de vapor para calentar leche y el agua de las infusiones. Ruido escandaloso y penetrante. Dura poco, pero se repite cada pocos minutos. ¿Tanto trabajo cuesta tener agua y leche caliente en unos termos? Y encima, el agua hirviendo arruina la mayoría de las infusiones y todos los tés, que se deben hacer entre 70 y 90º, según el tipo.

2.- Colocación de vajilla y cubertería. Ruido estridente y frecuente. Aprovechando que las vajillas actuales son (casi) irrompibles, se amontonan, se secan o se colocan arrojándolas sin contemplaciones. Un pelín de mañica al manejar platos y cubiertos no creo que supusiera un encarecimiento sensible de la mano de obra.

3.- ¡¡Oído cocina!! y otras voces de comandas. ¿Qué tal un intercomunicador, o unas notitas de papel?… o un poco de miramiento.

4.- Arrastre de sillas y mesas, especialmente al montar y desmontar las terrazas. El desmonte se suele efectuar a horas muy intempestivas "gracias" a la laxa ordenanza de horarios. ¿Qué tal unas conteras de goma en las patas? Si son muy caras que se las financie Sanidad con lo que se ahorre de tratar las migrañas, depresiones y estreses de los vecinos del centro.

5.- Otros ruidos externos: cumpleaños feliz y otros diversos cánticos, que se prolongan hasta la hora de cierre que es, repito, desmadrada. A esas horas, además, las voces suben muchos dB por las copas de después de comer, que ya todos los bares de tapas sirven sin restricciones. Y, último por hoy, músicos de todo tipo, muy especialmente aquellos que se ayudan con un amplificador, por si no se les escucha bien en el séptimo piso.

Todo esto se resume en el axioma que aparece en todos los manuales de hostelería: el ruido engendra ruido.

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