Lo aprendí de...

Carmen Crespo

Portavoz del PP en el Parlamento de Andalucía

Menos hablar y más escuchar

Con la resaca aun post-congreso del PP de Almería, he creído acertado reflexionar, como esa simple militante de Adra que soy, sobre una cita en la que almerienses y afiliados han vuelto a ser los verdaderos protagonistas. Los primeros por ser eje prioritario de nuestras políticas y los segundos por asentar los pilares fuertes de un partido unido que, sin fisuras, se ha cerrado en torno al liderazgo de ese gran presidente que ha sido y es Gabriel Amat. Los congresos sirven tanto para preguntarnos ¿qué esperan los almerienses del PP? como para asentar la base de que no podemos perder de nuestro ADN ser el partido del diálogo y la participación. Dos principios que lleva a consolidarnos como ese partido que, por encima de todo, trabaja por esta tierra porque cree en Almería, en su gente y su potencial. Sin embargo, no basta con creer hay que evolucionar, a imagen y semejanza, de la sociedad almeriense. Ese salto cualitativo sólo es posible si abrimos el PP aún más para dejar entrar la savia nueva que encontramos en los almerienses y nuestros propios militantes. Ellos nos dan las respuestas a muchas preguntas, a la vez que contribuyen a fortalecer a un Partido que trabaja duro por y para el desarrollo económico, social y político de la provincia. Con la misma atención hay que escuchar, también, las críticas para asumirlas, pues en foros como éste no sólo debemos escucharnos a nosotros mismos. Y a este respecto, el congreso del PP de Almería ha servido no tanto para hablar sino para oír las propuestas de empresarios, emprendedores y organizaciones agrarias. A ellos, y a nuestros afiliados, debemos agradecer que hayan puesto voz a los problemas reales y hayan plasmado la visión de aquello que les preocupa o necesita una sociedad que pide, a todas las administraciones, una mayor inversión en materia de comunicaciones, agua y empleo. Y ahí dará el PP la batalla al asumir el compromiso de exigir a la Junta que asuma sus competencias y cumpla con esta tierra ejecutando obras que son incumplimientos históricos y que esperamos desde hace más de una década.

Ello diferencia al PP de otros partidos y a líderes como Juanma Moreno de Susana Díaz. El primero apostó en firme por Andalucía mientras Díaz la abandonó por un PSOE que ni la ha elegido. Una derrota que es propia de la ceguera de quien ni escucha ni trabaja por el bien común por estar sólo centrada en sus propio interés político. Como diría mi buen amigo Sebastián Torres no se puede vender la piel del oso antes de cazarlo. Díaz presumió de conocer, como nadie, el alma de su partido y ahora éste la ha destronado. Y ahora le toca hablar a los andaluces que perciben a Andalucía como la gran perdedora de esas primarias, porque nadie les va a devolver el tiempo perdido por la ambición personal de una presidenta ausente.

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