La lección de Dunkerque

Imaginen las circunstancias de la evacuación de Dunkerque en la sociedad de Belén Esteban y Jorge Javier Vázquez

Qué habríamos hecho nosotros si nos hubiera tocado vivir la evacuación de Dunkerque, tal como se cuenta en la película de Christopher Nolan? Si se piensa fríamente, lo que ocurrió en mayo de 1940 parece haber sucedido en otra galaxia. Que una nación como Gran Bretaña, que parecía derrotada -y que de hecho lo estaba-, fuera capaz de reaccionar con espíritu de combate, cuando lo más fácil habría sido dejarse llevar por el entreguismo y la derrota, es algo que ahora nos parece inexplicable. ¿De dónde salió la determinación de Churchill, que se atrevió a exigirle al pueblo justo lo que nadie más se atrevía a exigir? ¿Y de dónde surgió el callado heroísmo de miles de ciudadanos anónimos que decidieron oponerse como fuese a la derrota? ¿Y de dónde surgió esa entereza y esa resistencia al dolor y a las penalidades?

Porque todo eso, hoy en día, nos parece inconcebible. Todos los que se quejan de lo mal que vivimos deberían reflexionar sobre cómo vivía la gente en 1940 -o en la España de 1936- para que le resultara tan fácil asumir los sacrificios más extremos. Pero es que los seres humanos, en aquella época, estaban hechos de otra fibra. En aquellos años había una resistencia física al trabajo extenuante y al sufrimiento que hoy, por fortuna, nos resulta incomprensible. Y había una memoria compartida de las penalidades del pasado -de la Primera Guerra Mundial, por ejemplo- que hoy ha desaparecido por completo. Y había una tendencia innata a la entereza y al sacrificio, sobre todo entre la gente común, que hoy se ha volatilizado. Y había un patriotismo real, no egoísta ni hecho a la medida del postureo hipócrita, que también se ha esfumado.

Imaginen las circunstancias de la evacuación de Dunkerque, con un país desmoralizado y a punto de ser derrotado, en la sociedad de Belén Esteban y Jorge Javier Vázquez, en la de los tuiteros endemoniados por el odio, en la de Rajoy y Puigdemont y Pedro Sánchez, y en la de los líderes de Podemos gritando que todo esfuerzo bélico es fascista. Y entonces pregúntense qué habría sucedido. Y sí, sí, ya podemos echarnos a temblar. Porque todos tendemos a creer que esos hechos no son posibles en nuestra época, pero la triste realidad es que pueden repetirse en cualquier momento. Y a veces incluso en una playa donde sólo vemos bañistas y flotadores y ganas de pasárselo bien.

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