DE NORTE AL SUR

Óscar Lezameta

Cuando fuimos los mejores

PARA la mayoría, el Primero de Mayo, es una excusa perfecta para sacar a pasear por la calle sus reivindicaciones más o menos sindicales. No seré yo, especialmente este año, que los de Hacienda han tenido a bien devolverme parte de lo que me han quitado por mi trabajo, a pesar de que ni han hecho una línea de las miles que he escrito, ni han dado golpe alguno. Créanme si les digo que llevo toda la semana gritando "¡Viva Solbes!", "¡Viva ZP!", "¡Viva el Rey!" y "¡Viva España!" porque la alegría no me cabe en el cuerpo.

Yo el Primero de Mayo celebro otra cosa. Hace 25 años, mi Athletic (sigo siendo socio pese a que me separan de San Mamés más de mil kilómetros) fue campeón de Liga. Recuerdo que estaba de vacaciones en Cervera de Pisuerga, un pueblo de la tierra de mi madre, Palencia. Escuchaba la radio en el Ford Fiesta de mi padre, un coche con el que aprendí a conducir y que me acompañó en mi llegada a Almería. El Athletic tenía que ganar en Las Palmas y el Madrid no hacerlo en Valencia. Empezaron las cosas bien. El Athletic (Zubizarreta, Urkiaga, Liceranzu, Núñez, De la Fuente, Sola, De Andrés, Urtubi, Dani, Sarabia y Argote) se marcó un gol en propia puerta. Con el transcurrir de los minutos, en el entonces Luis Casanova los dirigidos por Alfredo Di Stefano recibieron el primer gol y el Athletic terminó con una goleada (1-5).

Fueron dos minutos eternos, en los que el mundo rojiblanco se detuvo. Santillana estuvo a punto de convertir Bilbao en un valle de lágrimas. Su cabeza, que casi nunca fallaba, no encontró la portería a poco del final. "¡Final en Valencia!". Fue lo último que acerté a escuchar. Puse en marcha el coche y me pegué el gustazo de romper la tranquilidad del pueblo tocando la bocina. El gran Piru Gainza pronunció su célebre frase, "Chavales, no sabéis lo que habéis hecho". Si lo sabían y con ellos miles de bilbainos que dos días después demostraban lo que es este club, algo que el diario francés L'equipe definió a la perfección "un caso único en el fútbol mundial".

Esta semana se han pasado por Roquetas, Koldo Aguirre (curiosamente el entrenador del Valencia de hace 25 años), Julen Guerrero o el gran José Ángel Iribar y el club ha vuelto a demostrar su grandeza con los peñistas, parte del alma que vive entre las paredes del Palacio de Ibaigane.

A pesar de que el año siguiente se consiguió el doblete, podría parecer que desde entonces, el club no ha dado muchas alegrías. No es verdad. El Athletic te sacude el alma simplemente por existir. Estaba pensando en cambiar el título de estas líneas de "cuando fuimos los mejores" a "cuando somos los mejores" porque al margen de los resultados, mi Athletic sigue siendo tan especial como entonces.

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