¡Qué son niños!

Un brutal enfrentamiento entre padres, por lances del futbol entre sus hijos, es un bochornoso espectáculo

Aunque haya quien piense que enseñar y aprender son disposiciones naturales no necesitadas del ejercicio profesional docente, o que no se requieren competencias o habilidades específicas para enseñar, cierto es que algunas teorías del aprendizaje subrayan la importancia del "modelamiento". Es decir, una manera de aprender basada en la observación y en la imitación con un trasfondo social. De forma que, observado el comportamiento de una persona, quien así lo hace pueda reproducirlo o ejecutarlo en buena medida.

Bastante influencia en este modo si se quiere natural de aprender tiene el estatus del modelo. Dada una evidencia manifiesta: los aprendices, aplicados en la observación, son selectivos con los modelos que imitar; y prefieren, entre estos, a quienes tienen influencia, poder, éxito y reconocimiento social. Si bien, este último se otorga a ocupaciones, desenvolvimientos, maneras de proceder o méritos muchas veces no merecedores de atención y realces tan crecidos. No pocos niños, entonces, se imaginan futbolistas encumbrados y hasta adoptan en los partidos con las pandillas o en competiciones infantiles gestos o lances de los futboleros de tronío. Y padres hay, por esa otra cuestión de acudir a los estadios como oportunidad a la vez festiva, si los goles acompañan, y de desahogo, cuando los árbitros erran, que se desmadran en los partidos donde son jugadores sus propios hijos.

De sobra difundido está el vídeo de la trifulca entre padres por un litigio en el juego de un partido de fútbol de niños con enfrentamientos a puñetazos, patadas y atropellos brutales en presencia de menores que, "modelamiento" mediante, no es que quieran aprender tales tropelías incívicas, sino que pueden atribuirles legitimidad porque sus padres, modelos destacados al cabo, las protagonizan de manera tan aparatosa. Aunque, a la vez, con esa bondad natural de los niños, todavía no truncada por desvaríos de los que culpa alguna tienen, procuren disuadir a sus padres ante las tan nefastas y vergonzosas maneras de que dan brutal muestra. Ocurrieron los hechos, además, el día del padre, oportunismo aparte, y vaya el regalito que algunos se hicieron con tan reprobable espectáculo. Cabe también, en fin, un efecto provechoso del "modelamiento": el de inhibir respuestas inapropiadas con la sensatez de los padres indignados ante el mayúsculo despropósito. "¡Que son niños!"

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios