La corona de la reina

Silvia Segura

Con nombre de ángel

SI no fuera creyente pensaría que había sido tocada por la Diosa Fortuna acompañada de la Ocasión…pero lo era, y mucho, así que asumió su destino como una mera providencia ordenada por voluntad divina. Su estrella protectora le había regalado un "llamador de ángeles", que únicamente debía ser agitado cuando la embriagara un anhelo incontrolable de deseo similar al efecto Pigmalión. Esa noche de marzo el cascabel de plata tocó sus acordes, filtrando su melodía en el ambiente hasta desembocar en sus oídos. Se cruzaron meses atrás, mas no era el momento. La importancia de la persona es directamente proporcional al instante en que aparece. Amaneció. El reloj hacía horas que detuvo el tiempo. Todo se detuvo. Todo menos sus cuerpos vibrantes y estremecidos, jadeantes de vehemencia. Irracional resultaba pensar más allá de esa noche, pero la pasión no entiende de razones, y en toda razón siempre hay algo de locura. Hablaban el mismo idioma, entendían incluso los mensajes del silencio donde los ojos golositos se permutaban en labios y transmitían con la mirada más allá de la transgresión de la palabra. Las visitas se sucedieron con tanta celeridad que resultaba inviable analizar lo acontecido el día anterior. Sobremesas rehogadas con caldos decantados, medias sonrisas que terminaban en sonoras carcajadas, sutiles roces de muñeca suficientes para conseguir revolotear las mariposas aletargadas durante varios inviernos, conversaciones sin más cronómetro que la luz solar, lecturas de ejemplares mitológicos…un de tú a tú. Equilibrio, reciprocidad y correspondencia. Intercambio de ilusiones, de proyectos, de sueños, fantasías y realidades. Intercambio de vida. Las sombras intermitentes de épocas pasadas quedaron fulminadas por un halo purificado incandescente, nítido hasta para el más obcecado que no quiera verlo. Transparente y real para todos. Antes ven el humo los de fuera que las llamas los que están dentro. Asusta tanto en un lapso tan breve, si bien el miedo es responsabilidad y cada cual es responsable de jugar las cartas que baraja el destino. Signo de orgullo, admiración y encandilamiento. Culpable de paz, dicha y tranquilidad. Lo más cercano a la perfección, lo más parecido a un ángel. Como sacado de un cuento, inventa calabazas para convertirlas en carrozas, hace de un incómodo calzado el más delicado zapatito de cristal, de un trapo viejo el más sedoso de los vestidos. Fuente inagotable de paciencia, cariño y ternura. Dulce, cariñoso, atento, detallista y caballero. Precioso por dentro y por fuera. Ejemplo de hijo, de hermano, de amigo…Ladea su flequillo de la cara sin borrar su perfecta sonrisa, la observa, y ella enmudecida le grita sin palabra alguna que si esto no es amor...es lo más parecido. Continuará.

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