En los aledaños

Pablo Laynez / Playnez@elalmeria.es

Hasta que nos partieron la cara

Con nueve jabatos sobre el césped del Manzanares, la casta almeriense controló las arremetidas colchoneras

SON las señas de identidad del Almería. Los rojiblancos dan la cara en todos los campos de España, pero no pueden hacer nada cuando se la parten en menos de cuarenta y cinco minutos. Nueve jabatos defendieron con sus armas deportivas ese Indalo que llevan tatuado en su lateral izquierdo. Dejaron bien alto en nombre de Almería en un campo histórico como es el Manzanares; llevaron la inquietud a una parroquia colchonera, que aclamó la valentía de los nuestros; pero, con la complicidad de esa figura futbolística de la que tanto se han quejado hasta la saciedad los atléticos, de nada valió el tremendo esfuerzo de los jugadores. No digo que Pérez Burrull favoreciera al Atlético de Madrid, pero es curioso que no le temblara la mano a la hora de mostrarle las rojas a Rubén Pulido y a Juanito, y en el momento de señalar varios fueras de juego que no eran de Negredo, cuando el Almería todavía podía empatar. Pero así se escribe la historia. Fue el propio Agüero el que le reconoció a Mané que iba trastabillado antes de entrar en el área. Y si el río suena, es que agua lleva. Pulido, ya en frío, lo resumió todo con un refrán: el que no llora, no mama. Se ha hablado mucho de que los árbitros no protegen a un jugador de tanta calidad como es el Kun, desde que marcó aquel famoso gol con la mano. Pícaro o poco deportivo, ésa es otra historia que yo no soy quién para entrar a valorar. Lo que sí que tengo claro es que, con la doble vara de medir que los colegiados usan frente al Almería, ni al Betis ni al Atlético de Madrid lo hubieran dejado con nueve jugadores antes de que se cumplieran los primeros cuarenta y cinco minutos. Pero es fácil hacérselo a un club humilde que, en dos años de Álvarez Izquierdos, Matheu Lahoces y cía, no ha dicho ni una sola palabra de crítica al estamento arbitral. Volveremos a levantar la cabeza; de eso estoy seguro. Sólo espero que no nos la bajen de esta manera, que todavía pienso que nos falta algún punto para la salvación.

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