CONFESABA Castro Santos, justo después de ver como su equipo perdía en dos minutos un partido que había tenido en el bolsillo durante ochenta minutos, que una de las tareas más difíciles que ha afrontado como entrenador es la de animar cada lunes a un bloque que lleva recibiendo, varios desplazamientos seguidos, unos palos anímicos tremendos. De veras les puedo asegurar que le entiendo perfectamente. Porque tampoco es nada fácil mantener el distanciamiento personal y, sobre todo, profesional necesario para afrontar una columna de opinión en blanco o ponerse ante un micrófono y transmitir el mensaje de que, a pesar de todo, hay que pasar página y olvidarse de las cosas que hicieron ruborizarse a propios y extraños y que dieron lugar a dejar escapar oportunidades en partidos pasados. Lo pasado, pasado está y, por eso, me ha gustado mucho lo que dijo ayer Fernando Castro Santos en el sentido de que "hay que centrar todas las energías en el presente". Porque es verdad que hay muchas cosas del pasado de las que lamentarse, pero no es menos cierto que eso, simplemente, a lo único que daría lugar es a malgastar una energía que va a ser básica si se quiere, como esperamos todos, seguir peleando hasta el final en la lucha por la permanencia en Segunda. Por este motivo, yo quiero volver a quitarme el sombrero por la afición del Polideportivo Ejido y animar de nuevo a todas esas almas celestes para que el domingo estén con el equipo. Y lo hago porque las cuentas de la salvación para el Poli pasan por ganar todos los partidos de casa y, además, dos o tres lejos de Santo Domingo. Y la experiencia nos dice que el Poli no ha perdido en ninguno de estos últimos partidos en los que la respuesta del público ha sido masiva y el calor recibido desde la grada ha permitido ganar encuentros que parecían imposibles. Por eso, estoy seguro de que la afición celeste va a dar un nuevo ejemplo y va a ayudar al equipo a pasar página y ganarle al Salamanca.