Cosas que pasan

Ricardo Castillejo / Rcastillejo@grupojoly.com

A un paso de la boda

TENEMOS pendiente la boda de Shaila Dúrcal y su novio Dorio quienes, sorprendentemente, afirmaban hace poco que desconocían cuándo se produciría su enlace -lo mismo hasta se han casado ya-, y, por supuesto, la controvertido ceremonia de Belén Esteban y Fran el 27 de junio. Pero, como no hay dos sin tres, hemos de apuntar una nueva cita que, aún por determinar, tendrá lugar también el mismo mes que la de la ex de Jesulín.

La diferencia es que, en este otro caso que refiero, mis vínculos con los contrayentes son tan fuertes que, la verdad, parece como si fuera alguien mío quien se casara. Y, aunque me enteré del hecho el pasado jueves, durante la presentación del disco de la hija de Juanito Valderrama, Juana Dolores, he preferido esperar hasta hoy para contárselo a todos ustedes. El domingo, me parece, es un día perfecto para dar buenas noticias y, ésta, no podría venir cargada de más positividad.

La misma de la que llenan su vida Valderrama y Rosa Peña que, después de seis años de relación, han decidido dar el paso y firmar así los papeles que confirmen su amor ante la ley. Debe ser la única confirmación que les hacía falta porque, por lo demás, la suya es una unión más que consolidada. "A veces le digo a Rosa que debiéramos pelearnos un poco", me comentaba Juan Antonio tras recibir mi sincera enhorabuena.

Es lo justo. Lo que merecen dos buenas personas a las que, fíjense qué cosas, conocí de solteros, y por separado, en la misma empresa donde, por aquel entonces, yo trabajaba. Valderrama, periodista de estudios y artista de corazón, presentaba un programa de televisión dedicado al flamenco y, Rosita, venía de Madrid a Sevilla con una novela bajo el brazo titulada El clan de los Peter Panes.

Sin embargo, la historia que el destino tenía escrita para ellos era otra. Una de amor con maravilloso final de la que me enorgullezco haber sido testigo. Igual que sus padres, Dolores y Juanito, Valderrama y Rosa han hallado, uno en otro, su alma gemela. Otro motivo más para seguir confiando en que, los milagros, existen.

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