EL Poli-bus, ese vehículo maravilloso, de última generación, que el equipo celeste utiliza para moverse por toda la geografía nacional, tiene una pega y no es pequeña. Y es que el maletero no es suficientemente amplio. O por lo menos no tiene capacidad para transportar los puntos de regreso a El Ejido. Por eso se los dejamos a los equipos locales y nos venimos de vacío de los desplazamientos. Esta es la única explicación lógica que le encuentro a los resultados que está cosechando el Poli Ejido como visitante.

De los 17 encuentros jugados lejos de Santo Domingo, el Poli ha ganado solo uno y ha empatado tres, contando el resto de partidos como derrotas. El último resultado positivo fue el empate cosechado en Málaga hace ya dos meses. Únicamente ha sumado 6 de los 51 puntos en disputa, y ha encajado el triple de goles (33) de los que ha marcado (11). Con este panorama resulta difícil de concebir que aun tengamos opciones matemáticas de mantener la categoría.

No es que el Poli se haya caracterizado en las siete temporadas que lleva en la categoría de plata del fútbol español por ser un equipo temible como visitante, pero nunca había sido una perita en dulce para los rivales. De hecho, en anteriores campañas, a estas alturas de temporada, había logrado unos números aceptables a domicilio. Incluso en la temporada 2001/2002, que fue la más floja hasta la actual, en la misma jornada había logrado el doble de puntos que en esta. Este lastre nos está arrastrando a Segunda B.