El callejón del gato

El perdón de Hernando

Lo suyo es el insulto, la bronca destemplada, y hasta los puños, cuando tuvo ocasión de exhibir su bravura

Está usted perdonado señor Hernando pero ¿no le da vergüenza? Lleva no sé cuantos trienios figurando en las listas de Almería para el Congreso de Diputados, y en los últimos tiempos encabezándolas, y no es capaz de que se enteren en su partido ni siquiera que existimos. Para lo único que se acordaron de esta provincia los gerifaltes de Génova fue para endosarnos su augusta persona. Pensaron, y en eso no se equivocaron, que este rincón olvidado de la península Ibérica, sería el único lugar de España capaz de soportar su estampa postinera sin rechistar. Y dese 1993 que le acogimos en nuestro paisaje luminoso y marinero, está cobrando a nuestra merced el salario de un diputado en Cortes Generales, que no es moco de pavo. Y cómo ha crecido su señoría desde que lo estamos alimentando los almerienses, que vino usted con una mano atrás y otra adelante y se ha convertido, nada más y nada menos, que en el portavoz del partido del Gobierno en el Parlamento. Y como si fuera enganchado a una correa, no hay una imagen de Mariano Rajoy, en la que no aparezca a su vera con ese gesto de sumisión propia de los serviles. Y, cuando nadie de su partido se presta a dar la cara, le dejan suelto, le azuzan por lo bajini y le lanzan para el ataque. Es su momento crucial, cuando desarrolla lo que lleva dentro, saca a la luz su verdadera personalidad y se desahoga lanzando improperios al viento para que salpiquen a quienes se atreven a cuestionar alguna gestión de cualquiera de los amos a los que sirve con absoluta fidelidad. Ahora le ha tocado enfrentarse a los que se consideran agraviados a la vista del proyecto de unos presupuestos condenatorios para Andalucía y en particular para la provincia de Almería que no progresa un gramo desde que los suyos tomaron el poder. Para ello ha utilizado unos modales a los que no nos tiene acostumbrados. Lo suyo es el insulto, la bronca destemplada, y hasta los puños, cuando tuvo ocasión de exhibir su bravura a raíz de un calentón con Rubalcaba. Pero en esta ocasión ha tenido la desfachatez de salir a la palestra como un tartufo pidiendo perdón de antemano por el desprecio con que su partido se proponer tratarnos una vez más ¿Con ello nos quiere decir que está dispuesto a apoyar con su voto la miseria que figura en la partida presupuestaria para la provincia de Almería que usted representa? Mayor cinismo no cabe. Correspondiendo a sus modales pendencieros, métase el perdón donde le quepa.

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