La rebelión del individuo

El futuro para las democracias pasa por esta rebelión y por la cultura individual, nunca por la cultura de la tribu

En "La rebelión de las masas" (1930), Ortega y Gasset ve una raiz moral en toda la problemática social y política española y europea de su época. En su lína discursiva general, reduce la cuestión a la relación conflictiva entre la masa y la élite. Para Ortega, una sociedad ideal necesita de una masa con voluntad de seguir el proyecto impuesto por una élite selecta, culta y moralmente ejemplar. Se precisa de un proyecto vertebrador e ilusionante que la masa lo haga suyo, favoreciendo así la unión y un nuevo desarrollo cultural. El problema de aquella época para Ortega -y quizá también de ésta nuestra- es que la élite tenía una bajísima catadura moral y en modo alguno era -y es- ejemplar. Ello provocaba -y provoca- la desunión de la masa y su intento de rebelión para hacerse con el control de la nación. Para Ortega, la masa nunca ha tenido proyecto solvente, pues siempre ha sido "inconexa, desacertada y pueril" y su proyecto de usurpar el puesto de la élite tomando el control social sin dejar de ser masa podría tener consecuencias pavorosas. Ortega definía al "hombre-masa" como un ser estéril, sin ideas ni proyectos, sin moral; un ser que "sintiéndose vulgar, proclama el derecho a la vulgaridad y se niega a reconocer instancias superiores a él". Como enmienda y corrección al pensamiento orteguiano en este punto, y con cierto ánimo de aplicar sus tesis a la realidad social actual, ciertamente diferente a la de la primera mitad del siglo XX, habría que reflexionar sobre la existencia de esa "elite" cualificada y moral en algún momento de la historia. Más bien podríamos concluir que toda élite ha sido siempre económica y nunca moral, con lo que llegaríamos, al final, a una visión de toda sociedad más cercana al pensamiento marxista que al orteguiano. Y en cuanto a la definición del hombre-masa, parece obvio que en la sociedad actual de la infomación y la comunicación, con la revolucionaria arma de internet -sin precentes anteriores-, una gran parte de los individuos están desarrollando un raciovitalismo propio -por usar un término orteguiano- o más certeramente un racionalismo crítico, lo que, indudablente, nos conduce a una sociedad mucho más abierta y plural, donde cada individuo realiza -o acabará realizando- su personal rebelión, interior y exterior, reflexiva y demandante. Y esto, que duda cabe, es la garantía de mejora social y justiciera, para inquietud de gobernantes y poderosos putrefactos. Todo futuro mejor para nuestras democracias pasa por esta rebelión y por la cultura individual, nunca por la cultura de la tribu.

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