Los que salen corriendo

Uno de los factores que limitan el desarrollo económico y social de la provincia es la falta de agua

Almeria necesita agua. Siempre la ha necesitado y siempre la va a necesitar. Siendo, como somos, una provincia donde escasean las precipitaciones, los almerienses nos hemos adaptado a lo largo del tiempo a esta situación con mejor o peor fortuna. Los recursos hídricos han sido históricamente un freno para Almería, a pesar del buen uso, la racionalidad y la eficiencia con la que se emplean en un sector estratégico para la provincia como es la agricultura.

Los trasvases de los que nos hemos dotado y otras infraestructuras como las desaladoras, nos han aliviado enormemente en esa estructural escasez de agua. En cualquier caso, a nadie se le escapa que uno de los principales factores que limitan el desarrollo económico y social de nuestra provincia sigue siendo la disponibilidad de recursos hídricos.

El agua, como elemento fundamental de nuestras aspiraciones presentes y futuras, debería de aparecer siempre en uno de los lugares más destacados del debate económico y social de nuestra tierra, a pesar de que legítimamente tengamos la tentación de volcar toda nuestra frustración hacia el monumental engaño del que hemos sido víctimas con el AVE.

Pese a esa necesidad de más y mejores recursos hídricos, nos hemos topado con un gobierno que ha dado la espalda también a nuestra provincia en este desafío. En la escala de prioridades del Ejecutivo de Rajoy estamos en el último lugar, allí donde solo se viene a dar una palmadita en la espalda y poco más.

Ese maltrato ha sido especialmente perjudicial en las actuaciones que tienen que ver con los recursos hídricos y con las obras necesarias para evitar las avenidas de agua que tan bien conocemos en el Poniente y en el Levante, en los ríos Antas y Adra, o para solucionar los problemas de la Balsa del Sapo. Ni una sola de ellas ha sido recogida en los Presupuestos Generales del Estado.

El Partido Popular, a pesar de reconocer la necesidad de ampliar la desaladora de Carboneras, de llevar el agua hasta el campo de Tabernas o de arreglar la desaladora de Cuevas del Almanzora, no hace nada. Tampoco parece tener interés por ampliar las depuradoras de Adra, El Ejido y Roquetas de Mar, que se encuentran al límite de su capacidad, y que podrían también - mediante la reutilización- aportar recursos para el regadío. Todo parece importarle muy poco, salvo lo recoger los votos y salir corriendo. En eso se han hecho unos expertos.

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