UN coche bomba de ETA con más de cien kilos de explosivos, pensado para producir una masacre, ha causado la muerte de un guardia civil afincado familiarmente en Málaga, y heridas a otros cuatro, en el cuartel de Legutiano, en la provincia de Álava. Entre el dolor y la indignación por este nuevo atentado terrorista con resultados trágicos, las fuerzas políticas democráticas y las organizaciones sociales han hecho una demostración de unidad que la sociedad exige y agradece, tanto más cuanto se viene echando en falta desde hace mucho tiempo. A las pocas horas de producirse el asesinato, los representantes de todos los grupos parlamentarios comparecieron para dar lectura a un comunicado conjunto, el primero desde 2004, en el que la condena al atentado fue acompañada de un propósito compartido sin matices: la derrota definitiva de la banda terrorista con los instrumentos que permite el Estado de Derecho, es decir, la aplicación de la ley y la acción de la policía y de la justicia. Más tarde, el Congreso de los Diputados en pleno guardó un minuto de silencio en memoria de la víctima y repulsa de la barbarie etarra y los portavoces de la oposición renunciaron a formular las preguntas de control al Gobierno para condenar el atentado y mostrar su aliento y solidaridad con el Ejecutivo en la lucha antiterrorista. Salvo la inevitable alusión del lehendakari Ibarretxe al problema vasco y el llamado "derecho a decidir", todas las fuerzas políticas han hecho esta vez una demostración de unidad y una profesión de fe contra el sectarismo y la utilización política de la violencia. Ojalá la situación que siguió ayer al nuevo crimen de ETA sea ya el hábito continuado en el ámbito de la política y de las instituciones. ETA, que ya ha sido liquidada políticamente, aún puede hacer mucho daño, pero sólo encuentra campo de juego abonado a su delirio totalitario cuando sus acciones generan división y cisma entre los demócratas. La unidad que se reflejó ayer en medio del luto y la consternación, debe continuar y profundizarse. Sigue estando en liza la libertad de todos.

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