Sin verano

En días de brumas no se ve, y en los claros te quema los ojos cuando asciende. El sol sale sólo para mí como una moneda de oro que nadie puede ver

El sol en verano sale por mi ventana sólo para mí a las siete y quince minutos. Primero es como media yema de huevo que sube rápidamente y luego como una moneda de oro reluciente. Los veraneantes son ese tipo de personas que nunca ven salir el sol. Las vacaciones de verano son ese lujo de ordinariez en piscinas de hoteles repletas de cuerpos que solo saben comer, beber y no hacer nada. La aspiración de cualquier ser humano es eso, no hacer nada, irse a a beberse otra cerveza y comerse, sea la hora que sea, una hamburguesa. Freírse al sol, hacer fotos para subirlas a Facebook, salir del estrés del trabajo para meterse en el estrés de la barahúnda. Hacer colas, vivir en una cola, vivir en medio metro cuadrado de playa. Y todo registrarlo y publicitarlo para plantárselo en todos los morros al gilipollas del idiota que no se ha podido ir de vacaciones. Idiota, mira mi barrigón sin camiseta, desayunando, comiendo, cenando, bebiendo. Antes, el repaso para dar lustre al vecino, al amigo o al familiar era someterlo a la tortura de enseñarle todas las fotos de viaje en diapositivas. Hoy se hace en infinitos álbumes de red social para que te jodas. No he aprendido nada de Roma, no he aprendido nada de arte renacentista, no me interesa una puñeta si Miguel Ángel era un escultor o un pintor o las dos cosas, no me he comprado ningún libro pero me he pasado unas vacaciones en Italia que te cagas. La rubiaca del pp que sabe nadar y guardar la ropa, por ahora, ha dicho que no se va de vacaciones porque no está cansada y porque no le da o la da, así a lo madrileño, la gana. Y qué. Pues mucho qué. Ruge la marabunta, arde Troya y cabalgan los cuatro jinetes del apocalipsis. Si dice eso es porque es una so fascista, imperialista y explotadora de sí misma. El trabajador que no se va de vacaciones es un sucio esquirol y el que trabaja mucho, más esquirol aún, y el que trabaja bien y rápido, además, un antipático. Mira que no irse a soportar colas de coches, de taquillas, de playas y de chiringuitos que huelen a hamburguesa aceitosa. El sol naciente no sale por Japón sino por Cabo de Gata y no es necesario ir a una cala paradisíaca para verlo nacer, se ve desde Almería. Lo único necesario es levantarse temprano. En días de brumas no se ve, y en días claros te quema los ojos cuando ya ha ascendido hacia las ocho. El sol sale sólo para mí como una moneda de oro que nadie puede ver.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios