Lecciones desde Francia

El socialismo se ha hundido en Francia por su división interna, su falta de liderazgo y de proyecto político y su radicalismo

Europa ha respirado con alivio tras los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas. Todo hace suponer que el vendaval populista no va a alcanzar a la primera magistratura de un país que ha sido básico en el proceso de construcción europea y que ahora lo es aún más para evitar que se desplome. El hecho de que el centrista Emmanuel Macron cuente con casi todas las posibilidades de ser el próximo inquilino del Elíseo y evite la llegada de la ultraderechista Marine Le Pen es una buena noticia y así ha sido recibida por los principales gobiernos de la Unión Europea. Pero la jornada electoral del domingo pasado en Francia también esconde otras claves que no conviene minusvalorar. Quizás la más significativa, junto a la ausencia en la segunda vuelta de los grandes partidos históricos de la V República, y la que más nos puede interesar como españoles, sea el fracaso sin paliativos que ha cosechado el Partido Socialista. Las elecciones han plasmado cómo los socialistas franceses han dilapidado de forma espectacular un enorme capital político que los había mantenido históricamente en las principales instituciones del país. Pero las divisiones internas, la falta de un proyecto político claro y de un liderazgo incuestionado hicieron que la candidatura para la Presidencia recayera al final en Benoît Hamon, un oscuro dirigente que representa al ala más radical y más próxima a la extrema izquierda del socialismo francés. Los comicios no han hecho otra cosa que confirmar los sondeos: Hamon ha hundido hasta la irrelevancia al hasta hace poco poderoso PSF y ha dado alas a un grupúsculo situado a su izquierda que se ha presentado bajo la etiqueta Francia Insumisa. No es muy complicado trasladar esta situación a lo que está pasando en el PSOE. La presidenta andaluza, Susana Díaz, apuntaba el pasado lunes, cuando le preguntaban por la debacle de sus compañeros franceses, que los resultados demostraban que la gente "se aleja de nosotros cuando se opta por mensajes populistas que no responden a la socialdemocracia". Sin duda lanzaba un dardo envenenado, otro más, contra Pedro Sánchez dentro de la feroz campaña que se está desarrollando por el liderazgo del partido. Pero aun así hay que admitir que la tesis de Díaz se fundamenta en una realidad sociopolítica que en España conocemos bien. Sánchez, que podría ser el Hamon español, no ha hecho otra cosa que cosechar los peores resultados electorales de la historia del PSOE e intentar apartar al partido de la que ha sido en las últimas tres décadas su masa histórica de votantes. Lo que ha pasado en Francia es una lección que conviene tener en cuenta.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios