La necesaria renovación del fútbol español

Independientemente de lo que digan los tribunales, parece claro que ha llegado la hora de renovar la cúpula del fútbol español

Tanto el fútbol internacional como el nacional no viven sus mejores momentos. Después de los numerosos escándalos que han alcanzado de lleno a la UEFA y a la FIFA, de la condena de Leo Messi por delito fiscal o de las acusaciones a Cristiano Ronaldo por defraudar a Hacienda, los españoles desayunamos el pasado martes con la detención del presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar; de su vicepresidente económico, Juan Padrón; y del hijo del primero, Gorka Villar, a los que se les acusa de un rosario de delitos: corrupción entre particulares, administración desleal, aprobación indebida y alzamiento de bienes. Ayer, tras la petición de la Fiscalía, el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz decretó para los tres la prisión incondicional.

Sin pretender erigirnos en juez -sólo los tribunales son los que pueden de dictaminar la culpabilidad de los arrestados- de este nuevo escándalo se extraen, principalmente, dos conclusiones: que tras casi 30 años de mandato de Ángel María Villar urge una renovación completa de la cúpula del fútbol español y que el Estado ha fallado en su obligación de controlar la gestión de la Federación Española de Fútbol.

Empecemos por la primera conclusión. Parece lógico pensar que tres décadas en cualquier cargo de gestión pública son demasiadas. No sólo porque aumenta considerablemente las posibilidades de corrupción y clientelismo, sino porque la consecuencia lógica es que se llegue a confundir a una institución -en este caso la Federación de Fútbol- con los intereses de una determinada persona. La experiencia de los últimos tiempos, sea cual fuere el resultado de la investigación abierta, debe conducir a los responsables del deporte español a limitar el número de años en los que un gestor puede permanecer al frente de sus organismos principales. Lo contrario será abonar el campo para que la corrupción florezca. Es la hora de renovar la cúpula de la Federación de Fútbol.

Respecto a la segunda conclusión, el evidente fallo del control que el Gobierno tenía que haber ejercido sobre esta Federación -una asociación privada a la que el Estado le ha delegado funciones de carácter público-, parece claro que es un problema que afecta a los dos partidos que han estado en el poder en los últimos 30 años, PP y PSOE, por lo que son ellos los que, principalmente, están obligados a buscar y aprobar fórmulas para que se eviten nuevos descontroles que empañen una Federación que, sobra decirlo, juega un importantísimo papel en el ocio y el deporte de los españoles.

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