El bombardeo olvidado de Almería

El golpe de Estado del 18 de julio de 1936 dividió a España en dos zonas, dando lugar a una guerra civil que duraría 3 largos años. Para evitar la intervención extranjera en este conflicto interno y su internacionalización, en agosto de 1936 27 estados europeos suscribieron un "Acuerdo de No Intervención en España", creándose en septiembre el "Comité de No Intervención" para verificar su cumplimiento. Pero ante el continuo incumplimiento del Acuerdo, entró en vigor en abril de 1937 un plan de control naval para la supervisión de los barcos que se dirigían a puertos españoles. Para ello, la costa española quedó dividida en cuatro zonas cuyo control fue asignado a Gran Bretaña (la costa vasca, el estrecho desde Huelva hasta el Cabo de Gata, más las islas Canarias), Francia (el cantábrico desde el País Vasco, la costa gallega, el Protectorado español en Marruecos, Mallorca e Ibiza), Alemania (desde Cabo de Gata hasta Oropesa) e Italia (desde Oropesa hasta la frontera francesa y Menorca).

La ejecución de este plan de control naval incrementó el riesgo de incidentes en las proximidades de la costa española ante la presencia de un importante número de buques de las Armadas implicadas, como así ocurrió cuando el 13 de mayo el destructor inglés Hunter chocó con una mina fondeada por los sublevados al sur de Almería. Días después, el 26, una escuadrilla de aviones rusos al servicio de la República bombardeó la base naval de Palma de Mallorca alcanzando al mercante italiano Barletta. Pero el incidente más grave se produjo el 29 cuando dos aviones rusos atacaron al crucero pesado alemán Deutschland, fondeado en Ibiza. Según la versión de los pilotos, el ataque lo llevaron a cabo al confundir este buque con uno de los cruceros de la clase Canarias sublevados, cuestión esta difícil de creer dadas las diferencias claras y evidentes entre las siluetas de los cruceros pesados nacionales clase Canarias con las de los cruceros pesados alemanes clase Deutschland (clasificados por los ingleses como acorazados de bolsillo).También es cierto que el buque alemán se encontraba donde no tenía que estar: en la zona de control francesa y dentro de la distancia mínima de 10 millas de la costa española, a la que debían permanecer los buques extranjeros encargados de controlar la no intervención.

La respuesta del gobierno alemán a este ataque fue inmediata, ordenando a su Armada el ataque a la ciudad de Almería al amanecer del 31 de mayo. La elección de Almería como objetivo pudo estar motivado por ser una ciudad abierta y sin apenas defensas, con poca población y escasa relevancia, la inexistencia de buques de guerra que pudieran enfrentarse a los buques alemanes y por estar parte de la costa de Almería dentro de la zona de control asignada a Alemania, lo que favorecería la aproximación de los buques sin levantar sospechas de sus intenciones.

Sobre las 05.30 horas del 31 de mayo, el acorazado de bolsillo Admiral Scheer (de la clase Deutschland) y los destructores Albatros, Leopard, Seeadler y Lluchs, abrieron fuego sobre la ciudad sin previo aviso y sin un objetivo concreto, cesando a las 06.50 horas. Las fuentes más fiables establecen en 19 muertos y unos 55 heridos el número de víctimas, unas 47 casas destruidas y algo más de un centenar dañadas. Aunque por el número de proyectiles disparados (unos 200) y por la destrucción causada parezca escaso el número de bajas, hay que tener en cuenta que un gran número de almerienses pernoctaban fuera de la ciudad ante los previsibles ataques de la aviación y que, a la hora del ataque alemán, aún no habían regresado a la ciudad. ste ataque fue perpetrado por buques de guerra de una nación, la alemana, declarada neutral e integrada en el grupo de naciones responsables de verificar la No Intervención, lo que constituyó un flagrante delito contra el derecho internacional al infringir los tratados relativos a la conducción de las hostilidades, aprobados en la convención de La Haya de 18 de octubre de 1907.

Cuando se han cumplido los 80 años de este bombardeo, la falta de respuesta en su momento y de recuerdo de las victimas después más allá de nuestra provincia, demuestran la escasa relevancia de Almería para todos los actores implicados en el conflicto, considerando a nuestra ciudad como un objetivo "adecuado" para que Alemania pudiera dar respuesta al incidente del Deutschland sin alterar el status quo internacional.