Como muchos otros británicos que compraron viviendas irregulares en el Almanzora y otras zonas de la provincia, tres familias residentes en Partaloa llevaban más de una década luchando para poder regularizar sus viviendas. Ayer, de la mano del notario Jorge Díaz Cadórniga, en Vera, por fin recibían las escrituras que tanta tranquilidad les aportan. "Sentimos mucho alivio", reconocen estos británicos, que ya tienen una seguridad jurídica para sus viviendas.

Gerardo Vázquez, abogado de la asociación Abusos Urbanísticos Almanzora No (AUAN), mostraba su felicidad por haber logrado ayudar a estas tres familias, que son solo las primeras de todas las que se encuentran en una situación similar y van a poder escriturar sus viviendas. "En el Almanzora hay unas 22.000 viviendas en situación irregular, y esperamos que haya solución para todas", afirma. También aprovechó el acto de entrega de la documentación para "agradecer a los legisladores que hayan resuelto un problema real de la gente de a pie".

El notario Jorge Díaz explica que el cambio en la LOUA aprobado el pasado verano por la Junta de Andalucía ha permitido que estos británicos puedan regularizar sus viviendas. "Al pasar seis años desde la construcción de una vivienda irregular, si la Administración no inicia ningún procedimiento contra la edificación, esa propiedad ya se puede incorporar al patrimonio personal". El problema, en estos y otros miles de casos, es que las parcelaciones donde están edificadas también es ilegal, y en ese supuesto no se cumplía el procedimiento anterior.

"Ahora -añade el notario- con la Ley 6/2016, de 1 de agosto, que modifica la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía (LOUA), las edificaciones residenciales aisladas en suelo no urbanizable sí entran en el supuesto anterior, y pueden ser regularizadas si ha pasado el plazo estipulado sin que se hayan solicitado acciones de reposición de legalidad urbanística".

Para las tres familias de Partaloa que desde ayer ya tienen las escrituras de sus casas se ha acabado un infierno de más de una década. "Cuando veíamos noticias de demoliciones de viviendas nos preocupábamos, pensando en que cualquier día nos podría tocar a nosotros", afirma una de las británicas. En su caso, su marido, que tanto luchó por regularizar la vivienda, ha muerto sin poder disfrutar de la satisfacción de ver, por fin, la pesadilla terminada.

Estos vecinos de Partaloa confiesan que hace unos años no creían que se pudiera solucionar el problema. "Teníamos la preocupación de que nuestros hijos heredaran esta situación", afirman. Aún así, a pesar de la situación que han vivido, confiesan que jamás pensaron en volver a su país y abandonar España. "Cuanto más tiempo pasas aquí se te hace más difícil pensar en irte", afirman.

Atrás quedan años de lucha, problemas de salud producidos por el enorme estrés de una situación tan compleja, y la incertidumbre de no saber qué pasaría con sus viviendas. Hoy ya pueden celebrar que sus casas están regularizadas e "invertir en mejorarlas", afirman.