Etiquetado nutricional

Hay declaraciones relativas al contenido de azúcar que pueden resultar engañosas

El etiquetado nutricional es la tarjeta de identidad de un alimento, permite conocer su origen, su modo de conservación, los ingredientes que lo componen o los nutrientes que aportan a nuestra dieta, y desde diciembre del 2016 es obligatorio y está unificado para que su interpretación sea más sencilla. Como explica la doctora Virginia Bellido Castañeda, del grupo de trabajo de Diabetes de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), el etiquetado tiene la función de ayudar al consumidor a seleccionar mejor los ingredientes que quiere que formen parte de su dieta, es decir, a elegir aquellos productos que mejor se adapten a sus necesidades.

Desde la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan), explican que la información nutricional debe incluir, en este orden, valor energético expresado en Kilojulios (kJ) y Kilocalorías (kcal) y cantidades de grasas, grasas saturadas, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal. Además esta información puede completarse con la indicación de la cantidad de una o varias de las siguientes sustancias: grasas monoinsaturadas, grasas poliinsaturadas, polialcoholes, almidón, fibra alimentaria, vitaminas y minerales (presentes en cantidades significativas).

En el caso de los pacientes con diabetes, la alimentación es una parte fundamental en el manejo de la enfermedad ya que controlando el azúcar en la sangre ayudamos a prevenir las complicaciones de la enfermedad. "Conocer la composición de los alimentos permite llevar una dieta saludable y, a su vez, un buen autocontrol de la diabetes", afirma la experta. Uno de los aspectos a los que prestar atención en el etiquetado son los hidratos de carbono. Son la fuente principal de energía para cualquier persona, tenga o no diabetes y, al mismo tiempo, el nutriente con mayor necesidad de control. Los hidratos de carbono, en especial los simples (azúcares), son los que provocan mayor aumento de los niveles de glucosa en sangre, por lo que es básico poder conocer la cantidad que aporta cada alimento etiquetado.

Otro componente al que debemos prestar atención es al azúcar. Desde la SEEN alertan de que el consumidor se puede encontrar con declaraciones nutricionales relativas al contenido del azúcar que pueden resultar engañosas. Así, "bajo contenido en azúcares" se refiere a cuando el producto contiene menos de 5g de azúcares por 100g en el caso de los sólidos, o menos de 2,5g de azúcares por 100ml en el caso de los líquidos. "Sin azúcares", cuando el producto contiene menos de 0,5g de azúcares por 100g o 100ml. Y "Sin azúcares añadidos" cuando no se le ha añadido al producto ningún tipo de azúcar. Sin olvidarnos de que un alimento light no significa sin azúcar; simplemente, presenta un contenido de energía inferior a un 30% a su alimento de referencia.

Finalmente, desde Aecosan recuerdan que para tener una dieta saludable debemos fijarnos en el etiquetado de alimentos. Nos permite conocer el alimento, su origen, su modo de conservación, los ingredientes que lo componen o los nutrientes que aportan a nuestra dieta. En él está la clave para saber lo que comemos. Seguro.

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