Retos del SNS

España es en la actualidad el país de la Unión Europea con más esperanza de vida

El Pleno del Consejo Económico y Social (CES) ha aprobado el Informe elaborado por propia iniciativa sobre el papel de la construcción en el crecimiento económico: competitividad, cohesión y calidad de vida. Me llama la atención el análisis que se ha hecho de parte sanitaria en esta memoria.

España es en la actualidad el país de la Unión Europea con la esperanza de vida más alta tanto para los hombres como para las mujeres, seguida por Francia e Italia. Entre 2004 y 2014 el valor medio calculado para estas últimas se incrementó en dos años, igual que en los hombres. Como resultado de ese incremento, las españolas gozan de una esperanza de vida de 86 años como término medio y los hombres han superado ya la barrera de los 80. Se trata de un hecho indudablemente positivo que, sin embargo, puede acompañarse aún de una mayor prolongación de la vida saludable.

El alargamiento de la esperanza de vida es en sí mismo un logro colectivo en el que los sistemas sanitarios juegan un papel fundamental. Para ello, evitar las muertes precoces constituye un objetivo básico, promoviendo estilos de vida saludables y aplicando medidas terapéuticas en los casos necesarios. En definitiva, se trata de reducir la mortalidad en lo posible.

Sin embargo la atención primaria va a necesitar a corto y medio plazo de un notable refuerzo para afrontar las consecuencias del envejecimiento de la población, que trae consigo una considerable carga derivada del cambio de patrón de morbilidad. En este sentido, la cronificación de los cuadros a atender en un entorno demográfico con una presencia cada vez mayor de personas de edades avanzadas, se manifiesta, entre otros aspectos, en el incremento de la multimorbilidad y la polimedicación, que requiere, en aras de una atención sanitaria de calidad, de mecanismos de control y coordinación entre distintos niveles de atención. Y es que la calidad del Sistema Nacional de Salud constituye un reto permanente, cuyos objetivos y referentes evolucionan a medida que incorpora nuevos derechos, prestaciones e innovaciones de toda índole, orientados siempre a la mejora de la atención recibida por los ciudadanos.

Entre los retos que afronta el nivel de atención especializada del SNS, la reducción de las listas de espera para recibir atención quirúrgica o para las consultas con el médico especialista, es uno de los más sensibles, porque el transcurso del tiempo puede implicar un empeoramiento de la calidad de vida de los pacientes en espera y al mismo tiempo deteriorar la imagen percibida sobre el conjunto del sistema.

A lo largo de 2016 volvió a incrementarse el número de pacientes que no han podido ser operados, viéndose obligados a esperar, siendo la tasa de pacientes en espera para intervenciones no urgentes por cada 1.000 habitantes de 12,7. Por su parte, el tiempo que es necesario esperar para un intervención quirúrgica es, como término medio, de 83 días, lo que supone seis días menos que en 2015. Aun así son unas cifras que hay que estudiar para que la espera quirúrgica se vea reducida. Seguro.

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