Bajo Palio

Oración y Penas desde Santa Teresa

  • La corporación se ha consolidado ya en este barrio, desde donde salió por segunda vez La cofradía procesionó de forma seria y muy respetuosa

LA Humilde Hermandad de San Francisco de Asís y Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Caridad en su Traslado al Sepulcro, María Santísima de las Penas y Santa Marta, conocida popularmente como Caridad, salió ya bien entrada la noche de la que desde el año pasado es su nueva sede canónica. La iglesia parroquial de Santa Teresa en el barrio de Mediterráneo-Oliveros de Almería se ha consolidado ya como su hogar.

El barrio, donde se ha afianzado en tan corto espacio de tiempo y que ha permitido crecer a esta Hermandad de luto y silencio, esperaba con ansias la salida, una de las novedades este año, pues se retrasó una hora para salir a las nueve de la noche. A las puertas de la iglesia se concentraba una importante cantidad de público que, emocionado, era testigo del inicio de la procesión. Sólo el tan particular tintineo de la doble campanilla que porta el muñidor que abre el desfile, el Cuarteto Vocal Anacrusa y la Capilla Musical que preceden al misterio de la Caridad, rompen ese riguroso silencio que invita a todos los que contemplan esta sobria puesta en escena a orar.

Tras la cruz de guía arbórea tan particular de esta Hermandad con el sudario sobre la misma, comenzaron a desfilar los nazarenos con túnica negra de cola recogida al brazo con cinturón de esparto y sandalias franciscanas, que bajaban por la rampa que se instala en la escalinata de la iglesia. Poco a poco el único de los pasos de la hermandad, el del misterio del traslado al sepulcro, se fue acercando a la puerta del templo y la superó saliendo a la calle ante la atenta mirada de los almerienses que se encontraban en la calle Rafael Alberti.

Antonio Manuel Cárdenas es el capataz del paso de misterio, que calza cuarenta y cinco costaleros, de una devota y abnegada cuadrilla que reviró nada más pisar el asfalto en busca de la calle Canónigo Molina Alonso y así dirigirse al Paseo de Almería donde le esperaban otros miles de almerienses que salieron a la calle el Viernes Santo a disfrutar de las procesiones a pesar de que hiciera algo más de fresco en esta jornada, aunque no lo suficiente como para que quedarse en casa fuera una opción. Después se dirigió a la Plaza de la Catedral para hacer estación de penitencia frente al primer templo catedralicio.

El maravilloso grupo escultórico del Misterio del Traslado al Sepulcro es obra de Juan Manuel Miñarro y constituyen una joya de gran valor en la Semana Santa Almeriense. Un misterio que es una sublime representación de los últimos instantes de la presencia humana de Cristo en la tierra en los que muerto, es trasladado al sepulcro medio envuelto en una sábana blanca a manera de mortaja por San José de Arimatea, San Nicodemo y San Juan Apóstol y Evangelista, inclinada a sus pies Santa María Magdalena. Detrás aparecerá la comitiva fúnebre junto a la cruz de la que pende el santo sudario y las escaleras con la presencia en el lado derecho de las Santas Mujeres María Salome y María Cleofás y en lado izquierdo Santa Marta en actitud consoladora junto a María Santísima de las Penas.

Un nuevo pañuelo para la María Santísima de las Penas y el cuello en bolillo para María Salomé eran los estrenos que se producían este año sobre un Misterio, que iba sobriamente adornado por una alfombra de iris morados. Éste ha sido confeccionado y donado por una de las camareras de la hermandad.

La comitiva recorrió su itinerario presentando una imagen seria y respetuosa. El dolor se hace evidente desde su inicio, hasta las decenas de nazarenos portando cruces sobre el hombro que cierran el cortejo. Y todo para realzar la escena que se representa. Es un auténtico cortejo fúnebre lleno de detalles como las interesantes figuras que representan los libreas en la cabeza de la procesión.

Al filo de la madrugada, el maravilloso grupo escultórico del Misterio del Traslado al Sepulcro hacía su entrada en su templo, para poner el broche final a un desfile brillante en el que han sabido enseñar a los vecinos su carácter de duelo y cómo hay que comportarse ante este tipo de hermandades.

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