Los toros de la ganadería madrileña de Victoriano del Río cumplieron las expectativas con las que se les esperaba en el sexto encierro de los Sanfermines de este año al realizar una carrera limpia y muy rápida, que en sus dos minutos y dieciséis segundos dejó seis trasladados al hospital por contusiones.

Tras la salida, los toros corrieron agrupados. Hubo caídas y golpes, pero sin heridos. Ya en la plaza consistorial, los vallados repletos de corredores causaron un pequeño montón que, afortunadamente, no tuvo mayores incidencias. También en Mercaderes primó la nobleza de los de Victoriano del Río, que doblaron perfectamente la curva que une este tramo con la calle Estafeta, sin caerse ni golpearse entre ellos pese a su veloz paso. A partir de ahí superaron en velocidad a los entrenados cabestros, con dificultades para seguirles.

De esta manera, y acelerando, la manada se fue partiendo pero sin perderse de vista entre los bravos, que llegaron a Telefónica encabezada por un toro negro, seguida por otros dos hermanos, más uno colorado y cerrada por el último bravo negro. La velocidad en este último tramo se tradujo en un mayor parte de lesionados. De esta manera, estirada pero agrupada, entró la torada al coso, donde pese a fijarse en uno de los laterales repleto de mozos, entró sin problemas a chiqueros en dos minutos y dieciséis segundos.

A pesar de la velocidad de los toros de Victoriano, el de ayer fue cinco segundos más lento que en 2016, cuando el registro fue de dos minutos y once segundos.

La marca de velocidad en los Sanfermines de este año la ostentan, hasta el momento, los toros de Jandilla, que hicieron la carrera en dos minutos y doce segundos.