sanfermines 2017

Terrorífica cornada a Pirri y sendos trofeos a Ureña y Garrido

  • El banderillero sufre disección de uretra y rotura completa de la pared intestinal.

Momento de la cogida Pirri

Momento de la cogida Pirri / EFE

No había apenas arrancado el primer acto, en medio del tremendo bullicio en la abarrotada plaza de Pamplona, cuando el descomunal primer toro -¡630 kilos!-, que tenía una guadaña por pitón izquierdo, esperó y prendió a Pablo Saugar Pirri en el primer par de banderillas. Le infirió una cornada terrible en el abdomen tras girar el torero sobre sí mismo y descender el cuerpo por el afilado cuchillo, y ya en la arena, el cinqueño le lamió con sus exageradas agujas la yugular. ¡Ufff, qué comienzo más desagradable!

Después de esa dramática escena, al borde de la tragedia, el matador, Curro Díaz, con una profesionalidad extraordinaria y voluntad férrea cumplió en una faena con temple en la que el toro se quedaba corto. Tras pinchazo y estocada, el linarense afincado en Sevilla fue ovacionado.El cuarto, cornidelantero y voluminoso, tenía nobleza, embistiendo mejor por el izquierdo, pero se rajó y lanzó tornillazos. Curro Díaz, tras un comienzo muy torero, extrajo algunos naturales de suma calidad y anduvo mal con la espada para ser silenciado.

Paco Ureña cumplió ante su desigual lote. Con el segundo, encastado e incierto, jugó bien los brazos a la verónica y realizó una faena desigual, con firmeza y entrega, que comenzó con unos estatuarios a pies juntos y en la que logró varios muletazos largos y de buen trazo, especialmente con la diestra. Mató al primer envite y fue premiado con una merecida oreja.

El quinto, cinqueño, otro gigantón, tras dos derribos aparatosos en el tercio de varas, se apagó como una vela. Ureña no tuvo opción alguna al lucimiento con el paradísimo y desclasado animal. En esta ocasión no estuvo tan acertado con la espada y fue silenciado.

José Garrido también se justificó en una tarde marcada por la cogida de Pirri. Con un cinqueño gazapón, que acabó desarrollando sentido, sudó lo suyo y se empleó en un trasteo pundonoroso, mal rematado con los aceros.

Garrido cortó una oreja al sexto, de La Ventana del Puerto, un animal de ¡620 kilos! y cuesta arriba. El extremeño se lució en un quite a la verónica y una media. Con la muleta realizó una faena desigual que arrancó de rodillas, posteriormente con algunos muletazos de buen trazo y que cerró con un arrimón y unas manoletinas. Mató de pinchazo y estocada corta y cobró el segundo y último trofeo de la tarde, amarga por la terrorífica cornada que sufrió Pablo Saugar Pirri, que al término de la corrida, más de dos horas después de la cogida, continuaba en el quirófano...

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