Teatro

Alberto San Juan y Fernando Egozcue triunfan con ‘Polvo enamorado' en un abarrotado Apolo

  • San Juan interpretó pasajes de Cervantes, Quevedo, Góngora o Calderón de la Barca

Fernando Egozcue y Alberto San Juan en el Apolo.

Fernando Egozcue y Alberto San Juan en el Apolo.

Las Jornadas de Teatro del Siglo de Oro siguen desarrollando su cuadragésima edición con un nivel escénico siempre a la altura de la historia de un evento que revive los mejores textos y obras de la época dorada de las letras de la literatura española y universal. El actor y dramaturgo Alberto San Juan y el guitarrista y compositor Fernando Egozcue ofrecieron el espectáculo Polvo enamorado, en el que San Juan interpretó (porque decir que solo leyó sería un error) pasajes de Cervantes, Quevedo, Góngora, Calderón de la Barca, Juana de Inés de la Cruz, San Juan de la Cruz, Lope de Vega y Santa Teresa de Jesús, además de piezas musicales de compositores de la época, como Alonso Mudarra o Luis de Narváez.

Con la habitual mordacidad y picaresca de la que ha hecho gala en numerosas ocasiones a lo largo de su amplia carrera actoral, Alberto San Juan también conversó con los presentes en varios interludios. Desde para mostrar el contraste de la riqueza cultural frente a la cerrazón de expulsiones y persecuciones en torno a la pureza de la sangre, como con la poca fiabilidad de los cómicos a la hora de hablar de ‘El retablo de las maravillas’ de Cervantes o preguntándose si los místicos tomarían algo para tener “tremendos viajes”.

Momentos brillantes y vibrantes los hubo y muchos, como supo reconocer el público. Desde la defensa de la mujer de Juana Inés de la Cruz, pasando por los pasajes de Ricote y la pastora Marcela de El Quijote de Cervantes, los dos textos más conocidos de ‘La vida es sueño’ de Calderón, el ‘Ríase la gente’ de Góngora, tirando de mucha sorna, ‘Esto es amor’ de Lope de Vega, o ‘Vivo sin vivir en mí’ de Santa Teresa, donde alcanzó la excelencia interpretativa, cosechando la ovación final de un público que estuvo a punto de colgar el cartel de ‘entradas agotadas’.

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