Crónicas desde la Ciudad

Francisco Aloy Beltrán 'Caldera'

  • Paco Caldera (1862-1912) triunfó junto a los también almerienses Felipe Navarro, Bernardo Salas y Minuto (finales del XIX) en el primitivo coso de la rambla Belén. Formó y dirigió la primera Cuadrilla de Niños toreros

EL año pasado, los abonados e incondicionales que desconocían el estado de salud de Antonio Bretones Cuadrado extrañaron su ausencia en el patio de caballos de la Avda. de Vílches durante las mañanas de corrida y por la tarde apoyado al burladero del equipo médico dirigido por el cirujano Dr. Morata Artés, de cuya enfermería era responsable. Antonio, un auténtico enamorado de la Fiesta, pertenecía a la directiva de "Jueves Taurinos", la decana peña fundada en 1981 en la calle Berenguel y que recientemente ha inaugurado una espléndida sede en c/. Las Cruces, próximo a donde ya radicó en una etapa anterior. En sus últimas temporadas era el alma mater de la revista anual que alcanza ya la 19º edición. En su memoria, este año mi aportación escrita así como la Crónica que sigue está dedicada a tan popular y singular personaje fallecido el 4 de septiembre de 2009 a los 79 años de edad.

Salvo honrosas excepciones, el aficionado local tiene demostrado su escaso interés por el conocimiento real del toreo en Almería, de sus orígenes y los hombres que lo hicieron posible. Incluso, cuando en esta revista u otras similares tienen la oportunidad de colaborar recurren al "copiar y pegar" del Cossío o de la hemeroteca cuando de abordar alguna efeméride de mediana antigüedad se trata, repitiendo refritos sin sustancia. Es fácil que conozcan la biografía de Juan Belmonte y Enrique Ponce, tan distantes entre si, antes que las de Relampaguito, Pastoret, Nacional o Enrique Vera, por poner cuatro ejemplos de figuras significadas de la tierra. Y nada digamos de los más lejanos en el tiempo Felipe Navarro "Chiclanero de Almería", Bernardo "Tuerto" Salas, Lagartija o José García "Minuto", unos auténticos desconocidos.

Cuadrilla infantil

Concluida la reprimenda, sigo con la que será última entrega veraniega hasta después de los calores. La Cuadrilla de Niños Almerienses la creó Francisco Caldera a imagen y semejanza de los Niños Sevillanos. Agrupaciones infantiles cerradas y jerarquizadas alrededor de un director artístico -quien a su vez ejercía de apoderado y representante económico- precedidas de curiosidad e interés en pueblos y capitales andaluzas, sustitutas en ocasiones de profesionales acreditados en el marco de sus fiestas patronales. El atractivo de su corta edad y el asequible caché les facilitó numerosos contratos. La Almeriense fue llamada, entre otras comparecencias, a comienzo de la centuria anterior a inaugurar las plazas -sólidas, de obra- de Berja y Huércal Overa u otra provisional durante la pujante feria de ganados de Tabernas.

Pese a que nos hemos ocupado de ella en diversas ocasiones, no está de más repetir que la inicial cuadrilla de infantes estuvo compuesta en primera instancia por Francisco Moreno "España" y Amador López "Borinqueño" (primeros espadas), Juan Beltrán "Fosforito" (¿sobrino de Caldera?), Jerónimo García "Chicharrito", Julio Gómez "Relampaguito", Nicolás Viciedo "Tiroliri" y (puntillero) Manuel Alarcón Vizcaíno "Cofresí". Entre altas y bajas, debemos resaltar la incorporación de otros nombres: Correa, Ciérvana, Leal y El Cuqui como los más destacados; o la competencia con colleras dirigidas por Cristóbal Guerrero "Azafranero" y Joaquín Moreno "Manganote de Algeciras". Capitaneados por España y Borinqueño debutaron en el coso de la Avda. de Vílches el 2 de enero de 1898 lidiando dos becerros del río de Guadix (en otras ocasiones lo hicieron con reses encastadas de la Vega, Aulago Alto, Orán o el marquesado del Cenete).

Dado su luctuoso desenlace, cabe detenerse brevemente en referir el percance sufrido por el pequeño Borinqueño tras "atropellarlo" un novillo-toro de Concha y Sierra el 4 de agosto de 1901, tarde en que los Niños debutaban con picadores:

"El Amador. En la faena del primer bicho, después de dos estocadas bien señaladas, surgió una cogida, cayendo delante del estribo de la barrera en el 2º tendido, con tan mala suerte que el toro al hacer por él le causó la fractura del esternón en la base del apéndice xifoides, dos contusiones de primer grado en el pecho y otras dos análogas en la espalda, según le pudieron apreciar los médicos señores Fernández Viruega, Peralta y Mazatti que fueron quienes reconocieron al diestro en la enfermería".

Con las debidas precauciones fue trasladado en una camilla no al Hospital Provincial como sería lo lógico, si no a su casa en la calle Reinaldo, 3, del barrio de San Sebastián. Sorprendentemente, pese a la gravísima lesión se repuso aparentemente y siguió toreando, pero recayó y en diciembre de 1903 falleció en su domicilio.

Hijo de Blas y de Ana, Francisco Aloy Beltrán nació en 1862 en el núm. 60 de la populosa calle Granada, en el seno de una humilde familia de jornaleros. En sus comienzos novilleriles se anunció -por razones que ignoro- con el nombre artístico de El Habanero ¿tal vez sentó plaza de soldado en Cuba? El más conocido apodo de Caldera estaba cantado dada su profesión: "calderero"; competidor y vecino del reputado Cataollas de la plaza San Sebastián. En el último tercio del siglo XIX el "ilustrado" Felipe Navarro -con despacho de gestión administrativa y aduanera, además de teneduría de libros, abierto en la glorieta de San Pedro- y José García "Minuto" eran los amos de la novillería andante local. Fue precisamente encuadrado en la cuadrilla de este último cuando su nombre irrumpe en la prensa. Ocurrió en el antiguo coso de la rambla de Belén (Los Jardinillos) la tarde del 15 de mayo de 1881, donde, además, sufrió su "bautismo de sangre". La obligada limitación del texto impide extenderme como quisiera en su breve pero intensa carrera profesional, en calidad de novillero y banderillero dentro y fuera de nuestra provincia.

Se había casado el 7 de abril de 1890 en la iglesia parroquial del Sagrario de la Catedral con Antonia Zea Rodríguez, mayor de edad, almeriense de La Almedina, habitante en la c/. Cepero nº 8. Del matrimonio nació un hijo llamado Miguel. El bueno de Caldera, tras deshacerse la Cuadrilla e imposibilitado por enfermedad para continuar en los ruedos sufrió estrecheces económicas; aliviadas en parte gracias a la generosidad de Relampaguito, puntero por esas fechas del escalafón novilleril. En abril de 1906 -un año antes de tomar la alternativa- lo incorporó a sus filas como hombre de confianza en una corrida en Valencia, en la que alternó con Manolete (padre) y Vicente Dauder; bello gesto sin duda hacia quien había sido su maestro, aplaudido por aficionados y no aficionados. Muy poco tiempo después -no tenemos acceso a su ficha clínica- ingresó en el Manicomio Provincial de la carretera de Níjar y de aquí al Hospital de la Diputación, donde el 6 de mayo de 1912 falleció víctima de una "parálisis progresiva". A los 51 años de edad dejó de existir un taurino tan emprendedor como ignorado por sus conciudadanos. Salvo La Crónica Meridional, el resto de diarios no publicaron ni unas mínimas líneas de condolencia. Igual que en el caso de Pastoret, nada más se supo de su viuda e su hijo. Feliz verano y feliz Feria. Hasta septiembre.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios