Año tras año se repite la misma desagradable imagen. Con la llegada de la época de caza, decenas de cadáveres de perros aparecen en los entornos de Carboneras y los pueblos de alrededor.

Nadie es capaz de encontrar una razón al aumento de estos hallazgos pero veterinarios y miembros de protectoras de animales acusan a los cazadores de estar detrás de estas defunciones.

Al parecer, al encontrarse cerca las fechas en las que se abren las vedas de caza, algunos cazadores intentan eliminar a los animales que pueden alimentarse de conejos, liebres o perdices, para que el número de éstos no se reduzca.

Por ellos, desde hace un par de meses son numerosos los perros que aparecen muertos y en cuyos cuerpos, al realizarles la autopsia, se encuentran restos de venenos, que han llegado a sus cuerpos por medio de cepos manipulados.

"En los pueblos hay numerosos perros que viven en libertad o semilibertad y que se retiran con mucha facilidad hacia el monte, donde los desaprensivos les preparan trampas", afirma Francisco Javier Muñoz, veterinario de Carboneras, quien asegura también que "quien prepara los cepos envenenados sabe muy bien lo que hace y trata de evitar que sus propios perros de caza los coman, eliminándolos antes de salir de cacería".

Las protectoras de animales ya se han puesto en contacto, al igual que otros años, con miembros del Seprona, "sin que todavía se haya hecho nada al respecto". Los causantes de las muertes de los perros son muy difíciles de colocar debido a la inexistencias de pruebas que culpabilicen a los autores.

Sin embargo, lo que si piden los defensores de los animales es que las autoridades competentes en esa materia tomen cartas sobre el asunto e investiguen el origen de los distintos cepos envenenados que ya han acabado con la vida de varias decenas de perros -siete de ellos sólo durante la pasada semana-, a la vez que ejecuten la Ley de Protección Animal de 2003.