El derbi sevillano | La crónica
  • Isco adelantó al Betis a través de un penalti por manos de Lukébakio que fue muy discutido por los sevillistas

  • Kike Salas empató para el Sevilla con un rotundo cabezazo en un córner y después llegó la polémica por el segundo máximo castigo, anulado tras verlo en el monitor

  • Así le hemos contado el Betis-Sevilla

Crónica | Un derbi muy derbi y otro uno a uno

Nuevo empate a uno en el derbi número 106 de los disputados en Primera División. El marcador no le dio los tres puntos ni al Betis ni al Sevilla en una cita cargada de electricidad y con todos los ingredientes habituales en este guiso que atiende por el derbi sevillano. Fricciones, juego más bien pobre, emoción, polémicas arbitrales, ruido fuerte desde la grada. Faltaron las expulsiones para que la receta fuera completa, pero esta vez Sánchez Martínez supo tener más mano izquierda en ese sentido, no en otro, para que los dos equipos acabaran con once futbolistas sobre el césped.

¿Resultado justo con tantas circunstancias, incluido un penalti inicialmente sancionado y luego anulado por el consejo en el VAR de Ortiz Arias? Los béticos seguramente apelarán al recuento de ocasiones en la segunda mitad, en la que sí tuvieron llegadas claras a través de Bakambu, en su lesión (48'), una fenomenal parada de Nyland a Ayoze (52') y de Abde en un cabezazo que se estrelló en el larguero por fuera (87'). Los sevillistas se quedarán con el disparo de En-Nesyri al poste previo al horrible remate de Lukébakio con toda la portería para él (24'), incluso hablarán de la posición de la mano de Lukébakio en el penalti que adelantó a los verdiblancos...

Por esas discusiones propias de la barra de un bar, de la llegada a la oficina en la mañana del día después o a cualquier otro centro de trabajo, este cronista siempre ha apostado por la fe resultadista. Cada uno verá la botella llena o vacía según le convenga, pero la única realidad que queda es que el protestado Sánchez Martínez consignaba en el acta electrónica después de pasar por las duchas que aquello había quedado uno a uno y que no había más que hablar respecto a ese dato objetivo.

Un punto para cada uno, como en la primera vuelta, con un resultado idéntico además, y la sensación de que en este tipo de partidos existe tanto miedo al fracaso, a la derrota, que resulta muy complicado soltar amarras del todo. Aunque el Betis dio un paso adelante en la segunda mitad, algo por otra parte lógico con el aliento de los suyos, tampoco su mando fue tajante hasta el punto de considerar que había merecido un triunfo claro. Ni muchísimo menos, todo fue bastante parejo.

Sorpresa en el planteamiento 

Yendo por partes desde el principio, la primera mitad iba a estar cargada de contenido futbolístico tras el cambio en el planteamiento por parte de Quique Sánchez Flores. Mientras Manuel Pellegrini salía con los once futbolistas que tan buen resultado le dieron en la última visita a Mestalla, el técnico sevillista tenía variaciones obligatorias por las bajas de Gudelj y de Óliver Torres. Introdujo en sus puestos a Acuña y Suso, pero, sobre todo, realizó una revolución táctica para que los suyos estuvieran mucho más equilibrados sobre el campo. 

Porque los sevillistas partieron con un dibujo de 1-4-4-2 en el que Ocampos era extremo izquierdo y Acuña ejercía como lateral puro. Claro que no son las barras de un futbolín y que los futbolistas se mueven en todas las direcciones, pero los visitantes arrancaban de esa manera y eso sorprendía en el arranque a los béticos.

Parecían más a gusto los forasteros con la disposición en el campo, pero a la hora de la verdad la primera ocasión clara le pertenecía a Johnny, que remataba con el pecho un saque de esquina de Isco cuando estaba en una situación bastante ventajosa dentro del área (5').

Era la primera oportunidad digna de ser comentada, pero los movimientos de los rojos eran interesantes en el aspecto ofensivo. Sin embargo, los sevillistas se encontrarían muy pronto con un inconveniente que tendría una gran trascendencia en el resto del litigio. Isaac, en una jugada por la derecha, centraba muy mal y después se comprobaba que todo se había debido a un pinchazo muscular.

Corría el minuto 15 en el cronómetro y la lesión, teóricamente, era bastante fastidiosa para Quique y para todos los suyos, pues se rompía la pareja con En-Nesyri, uno de los factores que todos los vaticinios enjuiciaban como una de las claves choque. Con el paso de los minutos se vería que sí fue importante, pues Lukébakio no hizo absolutamente nada bien e incluso fue el protagonista directo del penalti que adelantó a los anfitriones (36').

El belga no sólo erró ahí, también pudo poner por delante a los suyos cuando remató con la portería vacía un balón rebotado en el poste tras una opción previa de En-Nesyri en solitario (24'). El primer intento de Lukébakio se iba desviado y lo remachó Ocampos, pero éste estaba en un claro fuera de juego cuando tocó su compañero.

El Sevilla había perdido la primera ocasión clara y ahí nacía una fase de mejor juego por parte de los béticos, aunque sin acercamientos realmente peligrosos hasta Nyland. Isco pudo tocar algo más el balón y eso obligó al equipo que vestía de rojo a dar algunos pasos atrás. Y en una de esas jugadas, posterior a un balón sacado por Sergio Ramos casi en la raya de la portería, Fornals repetía su disparo y la pelota tocó en la mano de Lukébakio cuando éste se había vuelto por miedo. Sánchez Martínez entendió que era penalti e Isco puso por delante a los suyos para que el primer periodo acabar con el Betis con ventaja (38').

Otra lesión muscular

Restaba mucho tiempo por delante, un periodo entero, y el segundo acto arrancaba con una llegada clarísima del Betis. Bakambu partió desde su campo en un excelente balón de Miranda, corrió en solitario ante la indecisión de Nyland, pero su musculatura se rompió y tuvo que disparar como pudo. Mal, lógicamente.

Se le había escapado a los locales una ocasión diáfana y luego Nyland se luciría ante un disparo de Ayoze (52'). Ahí comenzó Quique a mover el árbol, metió a Kike Salas por Jesús Navas y volvió a la defensa de tres para que las dos bandas pertenecieran a Acuña y Ocampos. El Betis, con Isco renqueante, tuvo algunas dificultades ante ese movimiento de las piezas y en un saque de esquina Kike Salas conectó un cabezazo imposible para Rui Silva.

El centro, muy tenso, había sido de Acuña y los sevillistas sacaban petróleo de una de sus mejores armas, los córners y balones parados. Todo volvía a estar como al principio y la incertidumbre era absoluta respecto a las posibilidades futuras de unos y otros.

Nueva polémica

Volvieron las discusiones en un manotazo para protegerse de Badé ante Isco. Sánchez Martínez lo consideró penalti primero, cuando lo vio en el monitor, aconsejado por Ortiz Arias, pensó que la pena era desproporcionada a la acción y todo siguió igual que antes.

Después el Betis iba a dominar territorialmente, casi siempre estaría metido en el campo sevillista, entre otras cosas porque su físico y sus opciones de recambios eran superiores, pero la realidad es que tampoco llegarían ya ocasiones muy claras. El cabezazo de Abde y un remate de Chadi Riad en la prolongación, poco más.

El derbi número 106 había acabado como muchos Betis-Sevilla, con un empate, y a partir de ahí que cada uno lo celebre, o lo lamente, como le plazca, que para eso existe la libertad de pensamiento. La única verdad que queda es que fue un derbi muy derbi, con todos sus avíos, y que el resultado registrado era uno a uno. No hay más. 

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