Al final del túnel

José Luis Raya

Europolémica

Los que seguimos ese afamado festival, tan denostado por tanta gente -los que dicen que no lo ven y siguen incordiando año tras año- observamos de un tiempo a esta parte la politización tan terrible del evento: precisamente cuando pretende alejarse de ello es cuando se cae en esa caótica situación. Ya ha transcurrido casi una semana y voy recogiendo los despojos de una polémica que no cesa.

Nadie opina de forma congruente basándose en la calidad vocal, artística o coreográfica, sino que todo se tiñe de rabiosa y odiosa politización. El año pasado la gente se dividía entre Chanel y Rigoberta, según fueras de izquierdas o derechas. Las dos eran excelentes propuestas; sin embargo, ya se ha comprobado que la primera opción fue todo un acierto. La canción de este año era fresca, divertida y bailable para una verbena o en cualquier discoteca, pero por qué nadie admite la evidencia: no había calidad vocal, ni puesta en escena y la composición distaba mucho de todas las demás. A las pruebas me remito: quedó de las últimas. Un ridículo comparable al Chikilicuatre. Compárese nuestra propuesta con nuestros amigos o vecinos: Italia, Portugal o Francia. No hay color. Y luego esperamos sus votos como mendigos. Todos sabemos que el público es soberano y todo eso. Cuando hay un público mayoritariamente ignorante se pueden enviar propuestas zafias. No estoy hablando de la letra sino de su calidad. Además, hay que superar las filias y las fobias históricas. Sigo sin explicarme que UK quede tan mal con las propuestas tan soberbias que envía. A veces, se cuelan en la final ciertos temas y otros se quedan fuera inexplicablemente. Por otro lado, el representante de Países Bajos es expulsado por un determinado comportamiento indecoroso, mientras que hay países que siguen participando a pesar de su “ejemplar” comportamiento. También hay muchísima gente que añora el lejano festival de remotas décadas y vilipendian a una persona porque se considera no binaria, obviando sus magníficas cualidades vocales y artísticas. ¡A ver quién se atreve a realizar un número musical como el suyo!

Las RRSS siguen en efervescencia, pero esa efervescencia no es de admiración sino de repulsa y de innumerables faltas de respeto dedicadas a la canción ganadora y a su representante. Por ahí vamos mal, muy mal. El mundo no puede adaptarse a tus gustos añejos y a tus valores ultraconservadores. Por suerte (por desgracia para usted) hay más mundo y más diversidad que la que usted puede palpar entre sus cuatro paredes. Y si no le gusta (está en su derecho) al menos no falte el respeto. Esto debería ser básico: se trata sin duda de un problema de mala educación. RTVE debería esmerarse en presentar auténticas propuestas competitivas y no canciones para una verbena y si se expulsan a determinados países, utilicemos la misma vara de medir para otros. Sigamos educando en la diversidad y el respeto: aún queda mucho camino por recorrer y muchos pedruscos que sortear.

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