Un informe de la Universidad Complutense sobre el acoso escolar ofrece una radiografía aterradora de cara a la sociedad. 220.000 alumnos de Primaria y Secundaria acuden cada día a clase en sus respectivos centros con miedo a sufrir marginación, desprecio y violencia física a manos de compañeros; y durante un periodo de tiempo eterno, porque los efectos del “bullying” acompañan toda la vida a los que lo padecen, ya sea de manera directa o a través de dispositivos digitales. El estudio proporciona la base para trabajar en aulas en las que, al menos, hay dos acosados, un violento y cinco conocedores de la tan indeseable situación. Y apela directamente a las autoridades educativas y a los centros de enseñanza, responsables de actuar contra la consecuencia más extrema de la intimidación, el intento de suicidio o su desgraciada consumación.

Hay que primar la protección de las víctimas y de ser sensibles a situaciones como el aislamiento. Hay que derivar a los acosadores hacia la atención especializada en beneficio de la convivencia.

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