alcohol Descontento entre los consumidores

Nace el movimiento anti garrafón

  • Los almerienses desaprueban más de un tercio de los locales que suministran alcohol y en Internet encuentran fórmulas para mostrar su indignación · Lamentan no poder probarlo

Para algunos el garrafón no es más que una leyenda urbana. Una técnica para obtener rentabilidad cuyo resultado provoca una sensación propia de aquellas personas que en un determinado momento de la noche (o del día) pierden su estima por la salud e ingieren alcohol de más. Para otros, la inmensa mayoría, es un truco que utilizan los locales de copas para que sus cuentas cuadren a final de mes, es decir, una forma de sacar mayor cantidad de beneficios a costa de los consumidores. El asunto no debe ser tan liviano para la salud de quienes ingieren este tipo de bebida cuando incluso ministros de Sanidad de España han manifestado públicamente su intención de hacer pagar la irresponsabilidad de aquellos negocios que incluyan esta práctica en su rutina diaria. Pero son, sobre todo, los usuarios los que tienen más que decir con respecto al asunto. En las últimas fechas, Internet se ha convertido en una herramienta clave para estos den rienda suelta a sus creencias, eso sí, basadas en experiencias personales.

Pero antes de poner en duda la legalidad de estos establecimientos, se debería tener en cuenta en qué consiste el garrafón: consiste en la adulteración artificial de una bebida, que se consigue con la adición de ciertos compuestos químicos, perjudiciales para el ser humano, pero de bajo coste como el alcohol metílico o alcohol industrial, que son vendidos sin ningún tipo de control en determinados establecimientos para obtener más beneficio. Una práctica frecuente, no perjudicial para la salud pero sí fraudulenta, es añadir agua a la botella de la bebida. Con ello se difumina y aclara el color de la bebida. Un ron oscuro (de color natural marrón) podrá tornarse amarillo, disminuyendo también su graduación alcohólica.

Páginas webs como guiagarrafon.com, de reciente creación, han elaborado un mapa nacional con miles de locales de todo el país en el que los usuarios califican la calidad de la bebida que se les proporciona. Así que Almería no se encuentra fuera de este nuevo sistema de queja. Numerosos establecimientos de la capital de este tipo se someten a los comentarios y votos de los clientes, que en su mayoría, ingresas en ella para demostrar su desencanto con las copas que en noches anteriores le han servido.

De esta y otras webs se desprende que más de un tercio de los locales de copas de Almería suministran garrafón para los usuarios de estas páginas.

Aunque pueda parecer un dato exorbitado, lo cierto es que hay otras ciudades que sobrepasan esta cifra con creces, como es el caso de Cádiz, Valencia o Ciudad Real.

El surgimiento de estos nuevos métodos que sirven de crítica a los establecimientos que hacen un mal uso de sus productos viene de antiguo, pero sí es cierto que durante los últimos años se ha ido incrementando. El motivo que se le encuentra al crecimiento de esta práctica no es otro que la ya más que conocida crisis. La utilización del garrafón supone reducir gastos para aquellos quienes lo utilizan, ya sea mediante la técnica del uso de agua para aumentar el volumen o por la utilización de sustancias más baratas y sustitutivas al alcohol que poseen las botellas que cumplen todo tipo de garantías. y es que, aunque esta practica se ha desarrollado desde siempre, la situación económica ha hecho que el número de consumidores se haya ido reduciendo paulatinamente. Como es lógico, cada vez hay menos gente en las noches de fiesta y para comprobar eso solo hay que salir.

Sin ir más lejos, hace apenas año y medio, la Policía Nacional incautó de 4.800 litros de ron y más de 1.000 botellas etiquetadas ilegalmente con la marca de habanos Cohiba y que se vendían a 100 euros cada una, a pesar de que el coste real apenas llegaba a los cinco, ya que se compraba a granel en bidones desde la República Dominicana. En la operación se registraron 18 embotelladoras y distribuidoras de bebidas entre las que se encontraban varias de Almería.

Aun así, y pese a que este tipo de prácticas están yendo a más en las últimas fechas, los autores de estas nuevas estrategias en la red para descifrar en qué lugares no se trata a los clientes como se debería, también es posible valorar de forma positiva, por lo que aquellos cuyo uso de los productos se hacen de forma legal, encuentran recompensa en la red por parte de aquellos con mayor notoriedad a la hora de aumentar la clientela: los propios usuarios. Almería, como el resto de las capitales, está en el punto de mira de los consumidores de alcohol, que cada vez pasan menos las estrategia no legales de consumo.

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