Almería

Una odisea innecesaria

  • Con insuficiencia renal, Kevin debe viajar tres veces a la semana a Málaga para que le practique la diálisis, cuando en Torrecárdenas existe una máquina destinada a ello

Kevin Moreno Corretge es un pequeño de seis años al que pasado mes de noviembre de 2011 le tuvieron que practicar un transplante de riñón en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla por una insuficiencia renal crónica con la que nació y que mermaba su calidad de vida. Es un muchacho alegre, simpático, amable y un apasionado de todo lo que hace. Pasa sus días entre sus juguetes preferidos y las clases particulares que recibe en su propio domicilio. Su enfermedad le impide realizar algunos hábitos comunes en el resto de niños, pero todo su entorno se esfuerza en que eso sea posible. Le quieren, le cuidan y tratan de ofrecerle todo lo está en sus manos.

Sin embargo, la rutina de Kevin se ve truncada debido a su proceso médico. El riñón que recibió gracias a la generosidad de su abuelo Francisco no ha funcionado. Por ello, durante tres días a la semana (lunes, miércoles y viernes) tiene que desplazarse hasta Málaga, con destino al Hospital Materno Infantil, para recibir el tratamiento de hemodiálisis; 1.700 kilómetros a la semana en los que Kevin tiene que ir a acompañado de uno de sus familiares, normalmente por su madre Alexandra Corretge. Esta odisea, irremediablemente pone trabas a parte de la vida de ella (y también del resto de la familia), por ejemplo, para la búsqueda de un trabajo. Eso le preocupa a Alexandra, que en los últimos días ha entrado en un estado de indignación. Ella misma lo cuenta: "El lunes, mientras estaba en Málaga con mi hijo recibí una llamada. Un medio publicó que el Hospital de Torrecárdenas celebró el décimo aniversario practicando diálisis a los más pequeños. Entonces, no entiendo como yo estoy yendo con mi hijo más de 12 veces al mes a Málaga, y de vez en cuando a Sevilla, para que le realicen el tratamiento. No tengo costancia de que en Torrecárdenas estén realizando diálisis a pequeños, porque conozco casi todos los casos de pequeños que tienen el problema y de las condiciones de mi hijo sólo existe él, el resto son más mayores. Me han dicho que se la realizan a niños que pasan de los 35 kilos, es decir, el peso que puede tener ya una persona razonablemente mayor, el mio pesa 16". Su malestar y su petición queda claro: "No pretendo que con esto se la practiquen a mi hijo, pero sí que reconozcan que no realizan diálisis".

La respuesta de delegación de Salud de la Junta de Andalucía es que la unidad de Hemodiálisis de Torrecárdenas si atiende a pacientes infantiles y lo hace en aquellos casos de pacientes pediátricos que cumplen con una serie de requisitos (de peso, edad, etc) y cuya situación se considera más estable por parte de los facultativos de su centro de referencia, el Virgen del Rocío de Sevilla. De esta forma, afirman que en el caso de Kevin, "los médicos que atienden al menor consideran que por debe seguir siendo atendido en su centro de referencia. En el momento en que su evolución lo permita y su médico autorice el traslado a la unidad del Hospital Torrecárdenas, se le atendería aquí sin problemas".

Alexandra, a pesar de la difícil tarea que supone realizar estos viajes, no pone pegas ninguna al trato que le dan en el hospital malagueño: "Tratan a mi hijo de maravilla. Es cierto que tenemos que pasar tres horas esperando mientras le practican el tratamiento, pero él allí se lo pasa muy bien. Los médicos son muy profesionales, pero también muy divertidos. A veces planean juegos y en otras ocasiones incluso se disfrazan. Tienen juegos de todo tipo. A mi hijo se le ve feliz cuando está allí a pesar de para lo que es. Esa es nuestra vida ahora". Pero estos no son los únicos problemas a los que se enfrenta esta familia. Alexandra Corretge solicitó la ayuda por la Ley de Dependencia en 2009 y le fue concedida: "Desde entonces estamos esperando a cobrar algo, no tenemos noticias y ya son muchas las veces que he reclamado el pago de lo que le corresponde al pequeño. Yo estoy en paro y mi marido también, nuestro empeño está en buscar trabajo, pero tampoco nos ayudan con la enfermedad de mi hijo para poder tirar hacia adelante de una forma más desahogada. Lo cierto es que no es fácil atravesar esta situación cuando desde algunospuntos de este proceso no encuentras pegas o no cumplen con su palabra". Pero aún tienen más frentes abiertos: "El tribunal médico entiende que nuestro hijo no tiene una minusvalía del 66%, que es el límite necesario para que se te de una ayuda por el estado en que se encuentra el pequeño, pero, sin embargo, entienden que la tiene del 65%. No entendemos la diferencia mínima de ese 1%, que es justo por lo que no se lo conceden".

Esta es la lucha de una familia que cada día se levanta con el optimismo de ver en un futuro a su hijo recuperado, haciendo vida normal, pero que, como muchas otras, encuentra trabas en una sociedad que muchas veces está ocupada en asuntos que no resultan tan trascedentales como es el ocuparse de que el proceso vital de un niño se desarrolle con total normalidad y no luchando contra numerosos factores, piedras que cuesta saltar cuando no se está capacitado para ello o, simplemente no se cuenta con los recursos de otras personas.

Kevin seguirá levántandose a las cinco de la mañana durante los lunes, miércoles y viernes. Su madre le preparará la mochila, en ella irán algunos de sus juegues. La ambulancia en la que viaja hasta Málaga (en ocasiones hasta Sevilla), seguirá llegando a las seis de la mañana hasta la casa donde reside esta familia. Por delante quedan entorno a dos horas de camino para llegar hasta el Hospital Materno Infantil. Allí, Kevin se seguirá sintiendo bien cuidado y, sobre todo, compartirá momentos de diversión con el resto de pequeños que reciben el mismo tratamiento. Pero, posiblemente, algún día no tenga que viajar porque ha recibido el riñón adecuado. De est aforma, sus padres encontrarán otra forma de vivir, sin estar atados a una máquina.

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